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Las caras de antes

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Foto: Gerardo Pérez.
GERARDO PEREZ PALADiNO

Trajo rápidos y juega con los que tenía.

Se repitió durante todo el anterior semestre. Lo manifestó el cuerpo técnico, varios dirigentes también y mismo la prensa: a Peñarol le faltaba vértigo, velocidad, jugadores rápidos que fueran por los costados y pudieran ensanchar la cancha.

Hasta el cansancio se dijo una y otra vez que Diego Forlán no tenía a quién lanzar y que ese equipo mirasol era, por varios momentos, lento y anunciado.

Por ese motivo, apenas finalizó la temporada la dirigencia se encausó para reforzar al plantel bajo un mismo concepto: jugadores jóvenes y ágiles. En un medio donde no abundan los volantes (o delanteros devenidos a volantes) con ida y vuelta, Peñarol se llevó a las principales figuras en ese rubro de la última temporada.

El primero en llegar fue Juan Martín Boselli, de 21 años. Había sorprendido en Juventud de Las Piedras por su velocidad y desequilibrio en el uno contra uno. De su último año llegaba con cuatro goles, 26 partidos por el Uruguayo, dos por la Sudamericana y una recordada actuación ante Nacional en el Parque Central. Este semestre fue poco utilizado. Apenas estuvo siete minutos en la derrota justamente ante Juventud, aunque en los últimos partidos ya se ha ganado su espacio en la convocatoria.

Luego se sumó Luis Urruti, de 24 años. Llegó proveniente de Cerro con seis gritos (dos de ellos ante Nacional) en 27 partidos. Sin embargo, se lesionó en su llegada y apenas jugó dos partidos: 72 minutos ante Luqueño por la Copa y 64 en el debut ante Liverpool por el Uruguayo. Esta semana volvió a entrenar con normalidad y se esperaba que pueda ocupar un lugar en el banco ante Rampla, pero se resintió.

Tercero, y último, llegó Nicolás Dibble, de 22 años. Fue revelación en el último Uruguayo donde Plaza Colonia asombró al mundo y terminó definiendo el torneo. Su contínuo desborde y los tres goles en 29 partidos le valieron la llegada al mirasol. De estos nombres es el que más participación tuvo. Lleva seis partidos (441 minutos) y un gol en el Uruguayo, más otros dos encuentros (180) en lo que fue la Sudamericana. No obstante, en los dos últimos partidos perdió su lugar y se transformó en una opción de recambio.

Increíblemente, los dos que terminaron ganándose estos lugares fueron futbolistas que ya estaban en el plantel: Nahitan Nández y Nicolás Albarracín. Fueron titulares ante Danubio y Villa Española, primero con el "Polilla" Da Silva y luego con Fernando Curutchet, siendo de los puntos más altos del equipo. Se mostraron inquietos, movedizos, trasladando la pelota con criterio y teniendo participación directa en tres de los cuatro goles que el equipo marcó en estos partidos.

Uno, Nández, acostumbrado a la marca y la contención. Otro, como Albarracín, a tener la pelota, encarar hacia el medio y buscar el último pase. Ninguno tenía esas características, pero tuvieron sus chances y las aprovecharon.

Peñarol se llevó a tres de los mejores volantes del pasado Uruguayo y hoy tiene jugando por afuera a dos futbolistas que ya los tenía en el mismo plantel que antes le reclamaban otra cosa.

Para jugar por afuera, las caras de antes.

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Foto: Gerardo Pérez.

PEÑAROL

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