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Cantera de éxito: las formativas violetas

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defensor sporting

Cuando tenía 18 años, Fernando Fadeuille pidió en su club de Rivera para venir a probarse en Defensor Sporting. Junto a Sebastián Abreu inauguró la residencia del club para juveniles del interior: hoy vuelca toda esa experiencia como coordinador de las divisiones menores

Fernando Fadeuille llegó de Rivera tras haber jugado en la selección mayor de su departamento. Tenía sólo 18 años, pero eso no impidió que le pidiera al presidente de su club, Sarandí Universitario, para venir a la capital y probarse en Defensor Sporting. El club al que defendió muchos años y donde hoy coordina las divisiones formativas que acaban de ganar la tabla general anual con 23 puntos de ventaja a falta de una fecha para finalizar.

“Salió de mí, quería venir a probarme a Defensor. Hice una prueba de aspirantes, eran unos 70 gurises y seleccionaron 22 para volver dos días después a otra práctica de fútbol. Estaban el profe César Santos y César Payovich, que era el técnico de la Cuarta en aquel momento y me dijeron que querían que me integrara al plantel. Había venido con Yamandú Rosas, un técnico de Sarandí y cuando le dijeron que querían que me quedara, les dijo que no, que ese mismo día nos volvíamos a Rivera y que si querían que viniera tenía que ir alguien del club a hablar con mis padres y los dirigentes de Sarandí. Yo lo miraba y no podía creerlo. Me quería quedar ya. Por suerte fueron y todo se arregló”, contó sobre su llegada al club, sentado a la sombra de unos árboles en el complejo Arsuaga donde trabaja a diario.

En los primeros tiempos vivió con una tía, aunque ya entonces Defensor estaba acondicionando una casa para los futbolistas del interior. “Un día me llamaron para que fuera a la sede, a la oficina del gerente Richard Marchelli y cuando llegué había un flaco, muerto, tirado en una sillón: era Sebastián Abreu. Fuimos unos días a un hotel juntos y cuando la casa del club quedó habilitada nos mudamos”, contó sobre el “Loco”, quien luego le haría gancho con Verónica, hoy su esposa, también minuana, y de quien hoy es compadre.

Toda esa experiencia le sirve a Fadeuille con muchos gurises de las formativas que viven lo mismo. Aunque en un club totalmente diferente. “En aquel momento lo normal era venir con 18 o 20 años, ahora llegan con 12, 13 o 14 años. Con Sebastián sufrimos mucho aquel primer año. Estábamos lejos de la familia y extrañábamos. También a los amigos, las costumbres. Y no siempre jugábamos. Hoy para chiquilines de 14 años es mucho peor. Por eso me gusta darle mucha atención a la residencia donde hoy viven 23 chiquilines del interior, porque viví ahí tres años y sé bien lo que es”.

Obviamente, en aquellas épocas Fadeuille no imaginaba que iba terminar cumpliendo en el club una tarea tan importante como la que lleva a cabo y con tanto éxito. “Vine con la ilusión de cualquier chiquilín de jugar al fútbol, de llegar a la selección, de jugar en Europa. No logré todo eso, pero estoy contento y conforme con lo que fue mi carrera de futbolista. Y acá encontré mi tercera casa porque siempre dije que la segunda fue Sarandí Universitario en Rivera donde jugué desde los cuatro años. Pero aquí encontré un lugar en el mundo donde siempre fui bien tratado y me sentí muy a gusto”, contó quien hizo el curso de entrenador muy joven, a los 23 años simplemente porque varios compañeros lo hacían y tenía tiempo libre.

GESTIÓN. “Luego, cuando jugué en México en el año 2002-2003, vi como se manejaban los equipos como empresas. Y me gustó mucho la gestión deportiva. Al regresar empecé a buscar dónde estudiar. Hice un diplomado que había en la ACJ y luego gerencia de empresas en la UDE y todo lo que aprendía lo volcaba al área deportiva”, explicó quien también hizo un máster en España por internet.

Juan Ahuntchain fue el coordinador de las formativas violetas, hasta que se lo llevó Peñarol. En su lugar quedó Fernando Curutchet, quien luego siguió sus pasos. Y asumió Fadeuille sin que la estructura se derrumbara. Lo mismo sucedió con la escuelita que dirigió durante casi tres décadas del profesor César Santos, desde 1987 cuando el entonces presidente violeta, Eduardo Arsuaga, se dio cuenta de la importancia de formar futbolistas, hasta que se enfermó y falleció en enero del año pasado. Hoy Gerardo Miranda ocupa ese lugar y aunque el profe se sigue extrañando, todo sigue funcionando.

“Suplir de la mejor manera al profe Santos, fue un gran desafío para nosotros. Tenía muchísima experiencia y había formado una escuela no sólo de jugadores, sino de entrenadores y preparadores físicos. Pero tanto Gerardo Miranda como Germán Sisto lo están haciendo muy bien porque ya han salido dos generaciones muy buenas. Lo que prueba que la captación y la escuela siguen funcionando muy bien”, contó Fadeuille quien está agradecido a quienes confiaron en él.

“Richard Marchelli y Daniel Obes, quien preside las formativas, entendieron que me había preparado para esta función. Hubo gente que pensaba que no tenía experiencia y era cierto, pero la experiencia se consigue trabajando”, contó quien lleva cinco años como coordinador.

“Ganar la tabla general anual es una gran alegría y reflejo del trabajo realizado. Estamos convencidos que lo más importante es la formación del futbolista, para que llegue de la mejor manera a Primera División, los resultados son una consecuencia del trabajo. Entendemos que este es el camino, que empezó hace muchísimos años cuando Arsuaga y el profe Santos crearon la escuelita y dieron el puntapié inicial”, dijo convencido mientras era interrumpido por los jóvenes futbolistas que iban llegando y se detenían a saludar.

SUEÑOS. No hay un secreto que explique el éxito, pero Fadeuille tiene claro que hay algunas claves fundamentales: “La organización del club y su fuerte inversión en formativas. Y los profesionales que están trabajando, que antes que nada buenas personas y muy buenos docentes. Además, todos son ex futbolistas de Defensor. Y también el trato que se le da a los niños y a los padres, algo que entendemos muy importante. Sabemos que más del 90 % de la población uruguaya es hincha de Peñarol y Nacional, pero nosotros buscamos diferenciarnos con otras cosas. Una de las fortalezas que tiene Defensor es que los futbolistas tienen mayor chance de llegar a Primera División”.

Cuando un niño va a comenzar a jugar oficialmente, lo que sucede en la Sub 14, sus padres tienen una charla que es fundamental. “Está el sueño de los niños y el de los padres. Hacemos talleres y charlas con ellos para explicar algunos comportamientos que deben tener en entrenamientos y partidos, como respeto por los rivales y los árbitros. Y que alienten a los niños, pero que no den indicaciones tácticas ni técnicas porque para eso están los entrenadores. Les explicamos que nosotros no vamos a sus trabajos a decirles lo que tienen que hacer. Normalmente, se cumple”, contó quien cuenta con la colaboración de un psicólogo, un asistente social y de Gol al Futuro.

profesionales

Los que lo hacen posible

“No hay nada escrito pero cuando queda una vacante la directiva prioriza a los exjugadores del club”, explica Fadeuille quien destaca la colaboración del dirigente Daniel Obes, junto a quien ve todos los partidos.
Heber Silva Cantera trabaja con los defensas y Paolo Copatti en ofensiva.
En Tercera trabajan Ricardo Meroni y el profe Bruno Nantes; en Sub 19: Ignacio Risso y Luis Salsamendi. En Sub 17: Andrés Rodríguez y Guzmán Penedo. Sub 16: José Chilleli y Fernando Morales. En Sub 15: Gianni Michellini y Giovanni Loggivratto; en Sub 14 Gerardo Miranda, Martín Varini y Federico Cayaffa.
En la escuelita Germán Sixto, Sebastián Pereira, Sebastián Viera y Daniel Bisogno.
Los entrenadores de arqueros son Fabián Leboso y Joaquín Rullan. Juan Lozano es el psicólogo y Pablo Peluffo el asistente social. Miguel Kazarez el nutricionista y Silvia González está a cargo de la residencia con la ayuda de Marta Soca.

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Claves. Fadeuille junto a Daniel Obes y Heber Silva Cantera. Foto: Leo Mainé.

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