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Canobbio no se puede ni resfriar

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Agustín Canobbio fue pieza fundamental en el triunfo de Peñarol. Foto: Gerardo Pérez
GERARDO PEREZ PALADiNO

PEÑAROL

El volante externo viene siendo uno de los jugadores más regulares de la temporada; siempre rinde parejo

Este 2018 Peñarol ya lo comenzó sin Lucas Viatri, pieza clave de la obtención del último Campeonato Uruguayo, por el accidente que sufrió la última Navidad con un petardo que le explotó en la cara. Ahora también se quedó sin Walter Gargano, tal vez el jugador más parejo del último año, por la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Encima, sabe que hasta la mitad de la temporada, a Guillermo Varela y Cristian Rodríguez los tendrá en cuentagotas por los compromisos que ambos tienen con la selección uruguaya de cara al Mundial.

El equipo tiene variantes como para sacar adelante resultados, de eso no hay dudas; pero el jugador más regular que tiene hoy es Agustín Canobbio. Siempre está encendido, siempre muestra algo diferente aún cuando el equipo no le encuentra la vuelta.

Arranca por izquierda y juega bien. Lo ponen por derecha y también es el más desnivelante. Es rápido y bueno en el uno contra uno. Es el hombre más importante que tiene en ataque pese a que no es un delantero. Se entiende muy bien con los laterales y eso es importante también, porque a la mismo tiempo eleva el rendimiento de ellos.

Carga de infracciones a los rivales. De hecho ayer, sobre el final de la primera parte, cuando Gustavo Aprile le dio una dura patada sobre el borde del área, asustó a todos. Enseguida arrancaron los murmullos en el Estadio Domingo Burgueño Miguel. Y con razón, porque hoy Peñarol no se puede dar el lujo de perderlo.

Fidel Martínez ya demostró que es un jugador de jerarquía, lo mismo que “Maxi” Rodríguez. Cristian Palacios y Gabriel Fernández son dos centrodelanteros de lujo para nuestro medio. Fabián Estoyanoff hoy la pelea de atrás, pero nadie duda de sus condiciones. Son todos importantes nombres dentro de este plantel. Sin embargo, y eso es lo que más llama la atención, ninguno de esos jugadores de ofensiva tiene la regularidad que fecha tras fecha demuestra este joven de apenas 19 años. Todos tienen puntos altos y bajos. Este, nunca te deja tirado... Juega todos los partidos de seis puntos para arriba.

Peñarol no se puede dar el lujo de perderlo por nada del mundo. Está en un momento bárbaro y con una confianza que no es habitual en un chiquilín que recién está haciendo sus primeras armas en un equipo grande. No le pesa la camiseta ni le quema la pelota. Que ni se resfríe, porque ahí Leonardo Ramos se enfrentará a un nuevo problema.

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