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Cacique Medina liderar tribu de indios jóvenes

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Alexander Medina. Foto: Francisco Flores
Francisco Flores

Tras tomarse un año sabático, cambió sus flechas por una idea muy clara de juego.

A lexander Medina se hizo cargo de la Tercera División de Nacional en julio del año pasado. Ahí comenzó su carrera de entrenador. Al principio no pensaba en dirigir juveniles, tenía la aspiración de arrancar entrenando en Primera División. Sin embargo, a menos de un año en la Tercera División tricolor no se arrepiente, todo lo contrario. "Hablando con gente, con entrenadores, fui cambiando de opinión. Y hoy estoy muy satisfecho de haber tomado esta decisión de dirigir en Tercera. He podido llevar a la práctica un montón de cosas. A esta edad está muy bueno, no sé si sería igual con jugadores más chicos", reconoció.

Cuando colgó los zapatos de goleador en 2015, en Fénix, se tomó un año sabático. Necesitaba ordenar un poco las ideas y bajar a tierra al terminar su carrera. Necesitaba cerrar la etapa de jugador antes de comenzar la de técnico. "En ese tiempo viajé a ver entrenamientos, hice cursos, seguí preparándome para llegar a mi primera experiencia estando mucho más seguro. Aunque esto es un constante aprendizaje", contó sobre sus experiencias viendo metodologías de entrenamientos en España y en Argentina y sus múltiples conversaciones con entrenadores y futbolistas.

El "Cacique" ya tenía una idea clara en su cabeza, pero necesitaba bajarla a tierra para armar su propia propuesta de juego. Y cuando empezó a trabajar fue recibiendo aún más enseñanzas, como sucede en cualquier profesión. Fue haciendo camino al andar. "El tema, por ejemplo, de como manejarme frente a un grupo. Te vas encontrando con diferentes situaciones y problemas que tenés que saber resolver. Me armé una forma de trabajar, de entrenar, conjuntamente con Fernando Machado y el profesor Guillermo Souto. Estamos contentos con lo que hemos hecho hasta ahora, pero esto recién comienza", afirmó con humildad.

Medina es consciente que su idea de juego, de salir a buscar siempre los partidos, se puede llevar a cabo porque está en Nacional. Y que la misma podría variar en algo si estuviera trabajando en otro club. "Nuestra idea de juego se basa en no especular, en salir siempre a buscar. En tener la posesión del balón más que el rival. En tratar de jugar más en el campo del rival que en el propio. En colocar mucha gente en ataque, ya sea en ataque organizado, contragolpe o ataque rápido. En recuperar rápido la pelota tras la pérdida y en tener una defensa organizada", explicó. "Esas son nuestras características, y por suerte están saliendo". Pero aclaró a su vez, que muchas veces su idea se puede llevar a cabo debido a las características de los futbolistas.

"No tengo una vasta experiencia como entrenador, al contrario, recién estoy arrancando, pero supongo que también hay que adaptarse a los diferentes jugadores que tengas y a los equipos donde vayas. Y a un montón de cosas más. Acá en Nacional lo pudimos implementar. Lo llevamos a cabo desde el primer día y estamos muy conformes con la receptividad de los jugadores, porque hemos podido respetar nuestra idea de fútbol".

Y resaltó el grupo que conduce. "Es un grupo humano muy bueno, donde hasta le tomás mucho aprecio a los jugadores. Son muchachos que quieren aprender, que quieren progresar, que quieren vivir del fútbol. Hay muchos jugadores con muy buenas condiciones en los diferentes puestos y hemos logrado una sinergia muy interesante. Estamos muy contentos", insistió.

Lo peor.

Sin embargo, ya le ha tocado pasar por una de las experiencias más dolorosas para un entrenador: comunicarle a algunos futbolistas que no los iba a tener en cuenta en su plantel. "El día más difícil fue por allá por diciembre, cuando tuve que decirle a tres jugadores que no íbamos a contar con ellos. Que no iban a jugar más en Nacional. Fue una experiencia muy ingrata. Dura, pero es mejor decírselo de frente y con tiempo, para que puedan buscarse un club. Es mejor eso que tratar de ocultar la situación, o mentirles", reconoció.

"Me chocó en el momento, porque era la primera vez que tenía que comunicarle algo así a unos jugadores. Es una situación fea, bastante jodida, porque te ponés en el lugar del otro. Ellos lo tomaron bastante bien, pero para nosotros fueron sentimientos encontrados porque habíamos trabajado muy bien, eran muchachos aplicados con los que teníamos un buen relacionamiento. No es nada sencillo y nos costó, pero son las cosas del fútbol. Y uno va a tener que acostumbrarse porque va a pasar en cada semestre o en cada año. El entrenador esta constantemente tomando decisiones. Día a día, pequeñas o grandes, como fue esta".

El "Cacique" se define como un entrenador exigente, cercano al futbolista, pero sin perder de vista la necesidad de cumplir con todas las reglas. "Amigo del jugador no soy, pero sí soy de tener una buena relación con ellos. Más a estas edades, tienen entre 18 y 24 años. Son muy jóvenes, que aún tienen mucho para aprender, aunque también hay algunos que ya son profesionales porque ya estuvieron en Primera División. No olvidamos que nosotros somos los entrenadores y ellos los jugadores. No transamos en las normas de conducta, en el compañerismo, en la humildad, en el trabajo, la dedicación y el profesionalismo. En la necesidad de esforzarse, de sacrificarse y de vivir el fútbol con mucha pasión. Esas cosas están arriba de la mesa todos los días".

Licuadora.

Hoy pone en práctica las cosas que le gustaron de muchos de los técnicos que tuvo en su carrera. En Uruguay, España, Argentina y Chile. "Aprendí de todos. Todos me dejaron cosas, enseñanzas. Algunos me dejaron más cosas positivas y otros negativas. De esas que me dije que nunca iba a hacer cuando fuera entrenador. Cosas que veía y que no me gustaba que me hicieran a mí o a algún compañero. Todo eso me fue forjando. Puse todo dentro de una licuadora y salió esto. La forma de jugar, de ser, de entrenar. Tengo mucha pasión por el fútbol. Estoy en una habitab donde me siento cómodo, que me gusta y que me hace feliz. Muy feliz".

Seguramente, para sus futbolistas es importante saber que su técnico fue tres veces Campeón Uruguayo con Nacional, que fue goleador del Campeonato Uruguayo en dos temporadas consecutivas, con 22 y 26 goles respectivamente y que tiene una amplia estadística favorable en los clásicos. Pero él jamás se los cuenta. "Nunca hablamos de nada de eso. No me ando poniendo como ejemplo. A mí, como jugador, no me gustaba cuando un entrenador hablaba de yo. Esas cosas no las hago. Trato de generar ejemplos en compañeros que tuve, pero nunca ponerme yo. Les cuento sí mis experiencias, pero de equipo, siempre grupales".

Los objetivos de Medina en su nueva carrera, son los mismos que tenía cuando se calzaba los cortos: llegar a lo máximo. "Hoy trato de hacer todo lo mejor posible, quiero crecer. Pero aspiro a lo máximo. Hoy o mañana poder dirigir en Europa, entrenar en las grandes ligas y algún día poder dirigir la selección uruguaya. Son aspiraciones que tengo para el futuro. Quiero seguir haciendo cosas en el fútbol".

"Molestó mucho lo del cartel, es mentira".

Hace unos días Nacional venció a Peñarol 2 a 0 en el clásico de Tercera. Luego trascendieron unos mandamientos que Medina habría colgado enel vestuario. "Es una mentira muy grande. No se de donde salió ese cartel y me molestó bastante. No le doy recetas a los jugadores. Se habló más de ese cartelito que del juego. Jugamos bien y por eso ganamos".

Perdió la esencia pero tiene más amor.

"Había hecho una promesa, cuando dejara de jugar me cortaba el pelo", explicó Medina sobre su look actual. "Si ya sé, perdí la esencia, pero es más serio", añadió el papá de Justina, que llegó a su vida hace tres meses para aumentar la felicidad que ya le daban sus hijos mayores, Matías de 15 años y Santiago de 13.

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Alexander Medina. Foto: Francisco Flores

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