Si Peñarol disputó cinco partidos de Copa, no ganó ni uno, y se pasó seis horas y 50’ de juego sin meter un gol, su eliminación no tiene atenuantes.
Sin embargo, en algún aspecto es injusto poner esa pobrísima realidad aurinegra actual al espejo del rico pasado, y un ejemplo es el gol anulado a Guruceaga: en los 60 y 80, cuando Peñarol ganó cinco Libertadores, lo cobraban. Aparte de que Affonso "cortinó" al artiguense, aguantando la salida del rival sin tirársele encima y el arquero fue al piso utilizando el contacto físico de pretexto porque no llegaba, ese gol antes no lo anulaban.
Así, fueron varios los que hizo y/o gestó Joya, saltando con el arquero contrario a fuerza de caderazos en el aire; y ya más acá, en la Copa del 82, Peñarol venció 1-0 de local al Gremio con uno que, tras un corner y un cabezazo de Vargas que dio en el travesaño, el "Tano" Gutiérrez metió con plancha, llevando arquero y pelota —que picaba en la raya— para adentro del arco.
Por eso, la eliminación de Peñarol no tiene atenuantes; pero en ciertos aspectos parece injusto poner su pobre realidad actual al espejo de su rico pasado. El fútbol, se suele decir, son momentos; deciden los imponderables: con el gol de Guruceaga, Peñarol no estaría eliminado; y en los 60 y 80, lo cobraban. Los campeones de cinco copas del siglo XX eran cracks, "pesados", pero también contaban con algunas armas que los del XXI tienen vedadas.
DE CONTRAGOLPE