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El área es la zona de riesgo

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Foto: Marcelo Bonjour
Marcelo Bonjour

CLÁSICO

El clásico lo pueden ganar por arriba, porque ahí hay falencias.

Decir que la intriga del clásico terminará en las áreas es demasiado obvio, porque por encima de la influencia que pueda tener en la contienda la producción en el mediocampo, está claro que el suspenso siempre culmina donde se liquidan los partidos.

Lo que si puede exponerse, en la previa de un encuentro tan trascendente, es que ambos han demostrado en varias ocasiones que no están tan firmes en el fondo como lo demuestran sus números de goles en contra. Es más, a juzgar por las situaciones que tuvieron que vivir, se puede dar por descontado que uno y otro tratarán de poner más atención en el área defensiva.

Ni Alexander Medina ni Leonardo Ramos querrán que los huecos, que han estado, resalten sobremanera en el momento menos indicado. Perder un clásico por culpa de distracciones o errores en la recta final del Torneo Apertura sería un golpe muy fuerte.

GONZALO BERGESSIO

El delantero no perdona.

Si la pelota llega como corresponde, el argentino Gonzalo Bergessio saca a relucir toda su categoría. Tiene una gran capacidad para acomodar de manera formidable el cuerpo y lodarle la dirección que busca a la pelota. Con chances para definir es letal.

Además, en el propio campeonato, Peñarol y Nacional supieron encontrar resultados positivos con pelotas enviadas a la zona caliente. Festejos de Fabricio Formiliano o Gonzalo Bergessio después de ganar por arriba son simples ejemplos de lo que pueden dañar, pero también del efecto que pueden lograr en el clásico si en el fondo no son buenos.

Es más, que el “Cacique” tenga en cuenta la presencia de Diego Arismendi en la franja central del terreno, quizás por encima de su mote de jugador forjado para los clásicos, tenga mayor incidencia un aspecto clave: la estatura del “Mama”.

Además, sus antecedentes reflejan que su 1.89 de altura ha sido más gravitante en el área propia que en la del rival.

Sumar centímetros no está nada mal, mucho más cuando se ha comprobado que las pelotas que caen en las inmediaciones de Esteban Conde son tan peligrosas como las aguas del Triángulo de las Bermudas.

FABRICIO FORMILIANO

Es de temer.

En Peñarol, Fabricio Formiliano ha ratificado lo bueno que hizo en Danubio. Hay un hecho incuestionable: es un zaguero con gol. Se ubica bien, gana la posición con singular facilidad y define. De todos los zagueros del clásico es que genera más temores en el área rival.

En ese rubro, Nacional le saca 19 centímetros de ventaja a Peñarol. Repasando el triángulo final el aurinegro tiene a Kevin Dawson con 1.78, Fabricio Formiliano 1.85 y Ramón Arias 1.78. El tricolor entrará a la cancha con Esteban Conde 1.86, Guzmán Corujo 1.89, Diego Polenta 1.85.

En el mediocampo, con Arismendi y Christian Oliva (1.78) los de Medina también superan la línea de Guzmán Pereira (1.82) y Cristian Rodríguez (1.77).

Ojo, no todo es estatura a la hora de posicionarse mejor en este aspecto del juego. Alcanza con recordar el gran resultado que tiene Martín Cáceres en la selección uruguaya y en sus equipos para entender que el gran despegue del césped tiene mucha influencia.

Es más, una valoración del juego aéreo de los dos arqueros perfectamente se vuelca a favor de Dawson, que ha mostrado más predisposición que Conde para salir a recepcionar los envíos cruzados.

LOS CENTÍMETROS

Nacional con mayor presencia física.

Para ganar en el juego de la azotea de la cancha es importante sumar centímetros. Si Alexander Medina resuelve por colocar a Arismendi en el mediocampo incrementará su potencial en ese sentido y podría ser mayor aún si Diego Polenta va al lateral izquierdo -puesto que se le entregó para las contiendas de la Copa Libertadores- y Arismendi va a la zaga.

Existe, también, un elemento indispensable para que la aventura de buscar el triunfo por arriba termine como se desea: se necesita como mínimo un buen ejecutante de pelota quieta o alguien que a la hora de enviar los centros los coloque en el lugar que se precisa y no que terminen pasados o cortos.

Si Nacional gana en altura, Peñarol gana en lanzadores. Por afuera, los desbordes de los laterales han sido más precisos los carboneros con Lucas Hernández y Guillermo Varela. Nacional equipara en el lateral derecho, porque Gino Peruzzi tiene entre sus virtudes futbolísticas justamente la calidad de sus centros, pero flaquea por la izquierda.

Por otra parte, en esa franja ni Carlos De Pena ni Gonzalo Bueno -con menos oportunidades el segundo- han llegado al nivel de juego que les posibilitó, entre otras cosas, partir al exterior.

Tabaré Viudez -si juega- es el mejor ejecutante de Nacional, contra los Rodríguez de Peñarol (Cristian y Maxi).

ESTEBAN CONDE

No sale tanto en los envíos cruzados.

Hay un hecho innegable, quizás más notorio en algún partido de la Copa Libertadores, pero los envíos cruzados han generado enormes inconvenientes en el fondo de Nacional. Aquí hay una leve ventaja a favor de Peñarol, porque Kevin Dawson se ha mostrado más decidido a salir para interceptar esas pelotas. Esteban Conde, en tanto, es más proclive a custodiar el arco.

Lo digan o no. En ambos vestuarios habrá charlas específicas, recordatorias de acciones de juego que los pueden dejar con los pies al borde del precipicio. Y eso puede llegar a pesar mucho más que los jugadores símbolo que portan la bandera hasta el último segundo de un cotejo.

La dimensión del juego aéreo, cuando las señales no han sido del todo positivas, aunque no llegue al grado de psicosis, cobra enorme fuerza. Y mucho más en una campaña en la que los grandes aspirantes al título están separados nada más que por dos puntos.

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