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Hace 45 años Morena marcó su primer gol clásico: ¿Recordás cómo fue?

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Foto: archivo El País.

PEÑAROL

Aquel zurdazo en el arco de la tribuna Colombes valió un título para el aurinegro.

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Fernando Morena siempre lo afirma: el día más importante de su carrera fue el 2 de diciembre de 1973, cuando convirtió su primer gol clásico y obtuvo también su primer Campeonato Uruguayo con Peñarol. Fue en el arco de la tribuna Colombes, un domingo de hace hoy exactamente 45 años.

Morena se había destacado como goleador en River Plate e incluso había jugado como titular en la Selección uruguaya la Minicopa de Brasil en 1972. En el verano de 1973 se convirtió en el jugador más buscado del mercado de pases. Lo pretendían los dos grandes, aunque con más interés que dinero, ya que ambos atravesaban una aguda crisis económica que los había obligado a desprenderse de casi todos los cracks de comienzos de la década de 1970.

En 1972, el técnico aurinegro había sido Juan Ricardo Faccio. Un día declaró: “Con Morena éramos campeones”. Eso lo convirtió en prioridad para el club presidido entonces por Gastón Guelfi. Pero también Nacional hizo gestiones para lograr su contratación.

Finalmente, el propio Fernando eligió ir a Peñarol, que le daba la posibilidad de vestir la camiseta número nueve, como él deseaba, mientras Nacional lo quería colocar como puntero izquierdo. También influyó la amistad del presidente darsenero, Eduardo Castro Quintela, con el vice aurinegro, Washington Cataldi.

El 23 de enero de 1973, cerca de las diez de la noche, se concretó el pase. Lo firmó Guelfi, que falleció repentinamente pocas horas después y vio, desde “arriba”, como el “Potrillo” se transformaba en uno de los jugadores más importantes en la historia del club.

Nacional, que venía siendo campeón desde 1969, iba en el 73 por su segundo Quinquenio, y Peñarol, por supuesto, trataba de evitarlo, aunque leyendo la prensa de la época se puede comprobar que el tema de los cinco títulos consecutivos no tuvo la repercusión que alcanzaría en la actualidad. Sin embargo, está claro que había una necesidad por volver a festejar.

Así se llegó. El Campeonato Uruguayo 1973 se disputó en los meses finales del año, luego de las Eliminatorias para el Mundial de Alemania, en las cuales los goles de Morena fueron fundamentales para la clasificación celeste. Y Morena siguió convirtiendo con la camiseta aurinegra.

Ya en la primera rueda, Peñarol sacó ventajas en la tabla sobre el tricolor, pese a que el clásico jugado el 14 de octubre terminó empatado. El gol aurinegro esa tarde no fue del “Nando” sino del argentino Daniel Quevedo. Antes del Uruguayo, Morena había disputado otros partidos ante los tricolores, sin convertir tampoco (si bien ya le había marcado defendiendo a River; el primero en 1969). Esa sequía fue motivo de comentarios, debido a que muchos recordaban que el futbolista había sido en su infancia hincha del tradicional rival. Nadie ignoraba que los clásicos siempre fueron determinantes para la carrera de quienes vistan las camisetas aurinegra y tricolor.

El gran día. Cuando se llegó al clásico de la segunda rueda, el 2 de diciembre del 73, a Peñarol le alcanzaba el empate para consagrarse campeón uruguayo. La gran expectativa se tradujo en una excelente venta de entradas: 63.322. Eran tiempos sin “pulmones” en las tribunas, ni siquiera separación de hinchadas. En la Amsterdam convivían en paz una barra aurinegra sobre la América y otra tricolor cerca de la Olímpica.

El árbitro fue Héctor Borra. Peñarol salió a la cancha con Walter Corbo; Mario González, Rodolfo Sandoval, Hugo Fernández, Omar Caetano; Julio César Jiménez (a los 20’ Lorenzo Unanue), Alfredo Lamas (a los 65’ Nelson Acosta), Ramón Silva; Daniel Quevedo, Fernando Morena y Mario Liuzzi. El técnico era Hugo Bagnulo.

Mientras tanto, Nacional jugó con Manga; Luis Ubiña, Walter Barone, Juan Masnik, Gervasio González; Oscar Martirena, Néstor Soria, Walter Mantegazza; Luis Cubilla, Luis Artime (en el segundo tiempo Hebert Revetria), Luis Fontora (a los 85’ Braulio Castro). El técnico era Washington Etchamendi.

El primer tiempo se fue sin goles. A los cuatro minutos de iniciado el segundo, hubo un ataque aurinegro por la punta derecha. La prensa de la época aportó el relato: Quevedo, el puntero, se fue hacia el medio. Y Morena pasó del centro hacia el lateral. Allí tomó la pelota y encaró en diagonal hacia el arco, superando a dos rivales. Al pisar el área, remató de zurda, alto, al palo izquierdo de Manga. El colosal arquero brasileño se estiró, pero no pudo desviar la pelota, que terminó en la red. La foto que abre esta nota lo muestra, aunque curiosamente el goleador quedó fuera de la imagen.

El gol ponía el título al alcance de la mano de Peñarol. Después empató Hebert Revetria, juvenil delantero tricolor que reemplazó en el intervalo al goleador Luis Artime. Y cerca del final el lateral aurinegro Mario González evitó el segundo gol rival con una increíble chilena sobre la línea del arco. El 1 a 1 valió la vuelta olímpica para el mirasol. En medio de los festejos, la euforia de Morena fue el objetivo de los fotógrafos presentes en el Centenario.

Después, la carrera del “Nando” en Peñarol estuvo repleta de goles y títulos, con una etapa inicial hasta 1979, un regreso triunfal en 1981 y una breve reaparición para jugar la Libertadores de 1986.

Entre los 667 goles que hizo en toda su trayectoria, hubo 27 en los clásicos, que lo convierten en el mayor anotador de Peñarol en ese tipo de partidos. Un detalle adicional importante es que cada vez que Morena marcó un gol, el aurinegro nunca perdió un clásico. Aquel primer grito, 45 años atrás, fue el punto de partida para una relación de amor mutuo que se seguiría construyendo con el paso de los años.

Foto: archivo El País.
Foto: archivo El País.

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