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A un año de un clásico especial que fue desde nervios a rezongos de las madres

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Formiliano, Bergessio y González en busca de la pelota en un duelo áspero y con poco fútbol. Foto: Fernando Ponzetto.

FÚTBOL URUGUAYO

Un 12 de mayo, pero de 2019, quedó en la historia por tratarse del primer duelo entre Peñarol y Nacional en el CDS. Así lo vivieron los hinchas de ambos clubes.

Pocos minutos pasaban de las 15:00 horas cuando el Uruguay entero se paralizó. Tal vez no era la primera vez que sucedía y tampoco era la última, pero sí era especial. Es que no se trataba de un clásico más. Era un clásico especial por lo que se jugaban tanto Peñarol como Nacional y porque por primera vez se jugaba en el Campeón del Siglo.

Las logísticas de seguridad hacen que un encuentro de este calibre en uno de los estadios de los grandes, y lejos del Estadio Centenario, fuera algo que unos pocos dilucidaban, pero fue algo por lo que esos pocos pelearon y fueron contagiando a otros para poder llevarlo a cabo un día como hoy... pero de 2019.

Es que hace un año Peñarol y Nacional se medían en el estadio aurinegro por la fecha 12 del Torneo Apertura en un encuentro que sin duda quedará marcado en cada uno de los protagonistas.

Jugadores, dirigentes, entrenadores y, por supuesto, también en los hinchas que vivieron un día que hoy, un año después, les parece difícil de olvidar por lo que significó y por cómo se vivió mucho antes de que Esteban Ostojich marcara el inicio del encuentro.

Gabriel Fernández ante la marca de varios jugadores de Nacional. Foto: Fernando Ponzetto.
Gabriel Fernández ante la marca de varios jugadores de Nacional. Foto: Fernando Ponzetto.
LA PREVIA

En la semana ya se sabía que era especial

“Uh, sí. Me acuerdo que esa semana vivía eléctrico y pensando todo los días en el partido. No pasaban más los días y apenas pude fui a comprar la entrada porque no podía quedarme afuera”, cuenta Marcos Dávila, hincha de Peñarol y que en aquella jornada se hizo presente en la Tribuna Damiani del Campeón del Siglo junto al tío de su novia y un amigo de él.

Matías Varsi se ríe y comenta “estaba haciendo la fila a las 6 de la mañana para no quedarme sin la entrada. Voy a todos los partidos de visitante de Nacional y ese no me lo podía perder. A mi familia no le gustaba mucho la idea porque tenían miedo de que pasara algo, pero al final no pasó nada y pude vivir ese partido que fue muy especial".

“El día anterior casi que no dormí. Como cábala siempre nos juntamos a hacer una comida y ese día terminamos como a las seis de la mañana y a las ocho ya estaba levantado. Pero el clásico se empieza a jugar mucho antes cuando armás el recibimiento. “le pusimos alegría, color y fiesta, le dimos la vida que todos los estadios en el mundo necesitan”, comenta Jonathan Carnevia fanático de Nacional.

Para Bruno Beneditto, salteño e hincha de Peñarol, “era una ansiedad distinta la que se vive en un clásico normal. Porque no era un clásico más. Que fuera en el Campeón del Siglo generaba una emoción agregada, pero también una presión extra para ganarlo”.

jonathan carnevia
Jonathan Carnevia

"El día anterior casi que no dormí. Como cábala siempre nos juntamos a hacer una comida la noche previa y terminamos como a las seis de la mañana. Me levanté a las ocho y me fui a visitar a mi madre por su día. De ahí al estadio. Ella ya está acostumbrada porque ya pasó en otros clásicos”.

la ida

La odisea de los hinchas tricolores

Para los hinchas de Nacional este no iba a ser un juego más porque la manera de arribar al estadio era muy distinta a lo que ocurre habitualmente o algo que, en ocasiones, se puede observar cuando los equipos uruguayos juegan en el exterior.

“Nueve y media de la mañana nos juntamos en la Plaza de Pando y el partido era a las tres de la tarde, pero teníamos que arrancar temprano”, recuerda Jonathan.

“Antes de las 12 teníamos que estar ahí porque si no nos quedábamos sin locomoción para ir hasta el estadio. Me acuerdo que la ida en el ómnibus fue una locura con todos los hinchas cantando y muchos que desde afuera nos animaban con banderas, aunque también había algunos hinchas de Peñarol no nos gritaban cosas muy lindas, je”, agrega Matías.

Para los aurinegros la llegada al CDS fue un poco más sencilla aunque “mientras estábamos llegando nos dimos cuenta que había un doble vallado y que no podíamos hacer el camino habitual para la Damiani y tuvimos que rodear todo el estadio para poder ingresar. Después la entrada fue muy rápida”, recuerda Marcos.

bruno beneditto
Bruno Beneditto.

"Como todo clásico genera nerviosismo y ansiedad, pero esta era una ansiedad distinta a la que se vive en un clásico normal. Porque no era un clásico más. Que fuera en el Campeón del Siglo generaba una emoción agregada, pero también una presión extra para tener que ganarlo”.

EL PARTIDO

Flojo, pero con los nervios a flor de piel

Para unos fue una locura, para otros un motivo para preocuparse. Pelota adentro del arco de la Guelfi y Bergessio que lo grita. El gol fue en contra, pero eso a los hinchas de Nacional poco les importa.

“Fue una locura. Lo gritamos mucho por lo que podía significar”, comenta Jonathan, mientras que Matías recuerda que “se nos venía la tribuna abajo. Estuvo divino. Un gol de visitante se grita mucho y los del clásico también, pero un gol de visitante y encima en el clásico era lo mejor que podría haber pasado en ese momento... pero cinco minutos después se vino todo abajo”.

“Fue de carambola, pero valió igual y eso era lo importante en ese momento”, recuerda Bruno respecto al gol en propia puerta de Guzmán Corujo que significó el 1-1 para los aurinegros.

“No era fácil perder ese clásico, pero pocos minutos después echan a Bergessio y de ahí nace el gol y fue una locura y un alivio. Nosotros éramos tres, pero terminé abrazado como con 10 personas”, rememora Marcos y agrega: “Lo podríamos haber ganado en el segundo tiempo y la gente tiraba para adelante, pero al final fue empate aunque yo quería ganar”.

“Me volvía loco si llegábamos a ganar. Cómo salíamos de ahí”, cuenta entre risas Matías, aunque “con uno menos era bastante complicado”, complementa Jonathan quien lamentó la expulsión del argentino.

MATÍAS VARSI
Matías Varsi.

"Nunca se había jugado un clásico en el estadio del tradicional rival y me volvía loco si llegábamos a ganar, cómo salíamos de ahí. Por suerte no hubo ningún problema, aunque lo más engorroso fue que nos perdimos todo el día. Es una lástima tener que vivir así un partido tan importante”.

las madres

Una afortunada y varios rezongos

Peñarol lo mostró como lo hace habitualmente con el apellido materno en la camiseta, pero lo cierto es que ese partido también sumaba el condimento de que fue en el Día de la Madre.

“Mi vieja está acostumbrada porque ya pasó varias veces. Como y salgo. Esa vez me levanté a las 8 para poder ir a visitarla y de ahí al estadio”, recuerda Jonathan quien pudo hacerse un tiempito para poder visitarla.

Marcos se ríe y recuerda que “sí, un poco me reclamó. Pero ella sabe que voy a todos los clásicos y a este no podía faltar. Tenía que ir igual, aunque después lo entendió”.

“Encima que a mi familia no le gustaba mucho la idea de que fuera, era el Día de la Madre. Lo pasé casi todo el día afuera porque a las 10 salí para el Aeropuerto y llegué como las 20 a casa y aunque un poco me rezongó, valió la pena”, agrega Matías.

MARCOS DÁVILA
Marcos Dávila

"Ese día la gente estuvo increíble. Cuando Nacional hizo el gol, la gente jugó su partido y encima pocos minutos después les echan a Bergessio y viene el gol. En el segundo tiempo parecía que les podíamos ganar y eso es lo que más molestia me generó apenas había terminado el partido”.

El miedo a no perder de uno y la diferencia numérica de jugadores en el otro llevó a que de juego se viera poco y los dos goles en contra lo demuestran. De todas maneras, no fue un partido más y eso lleva a que se lo recuerda hoy, un año después de un clásico que se vivió entre los nervios y los rezongos de las madres.

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