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Alentaron como locos y llevaron la peor parte

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En el estadio Ducó, que se construyó en 1924 y en el que Peñarol participó de su fiesta de reinauguración en 1949 cuando las tribunas de madera le dieron paso a las de cemento, se le demuestra la localía al visitante desde el principio.

Un ejemplo: el martes las luces del estadio se encendieron cuando faltaban solo 45’ para el inicio del partido y los arqueros de Peñarol ya estaban en la cancha y necesitaban acostumbrarse a los focos.

Pero nada de eso importó a los uruguayos. Los "manyas" agotaron rápidamente las 2000 entradas que se pusieron a la venta. Muchos cruzaron el charco sin saber si iban a conseguir boletos, pero al final los dirigentes mirasoles lograron que les entregaran 1.500 lugares más. Fueron 3.500 las personas que alentaron a un equipo que llegaba al partido con un mínima chance de clasificar y sin depender ya de ellos mismos. No es poca cosa.

Lástima los incidentes del final, que no fueron iniciados por los carboneros, sino por los locales que intentaron robarles una bandera. Los policías dispararon balas de goma contra ambas parcialidades y un hincha aurinegro fue alcanzado en un ojo. En principio se temió lo peor, pero ayer se recuperaba en el hospital Pena.

PEÑAROLS.P

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