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Acá no les llegan ni a los botines

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Paolo Montero —hoy DT del Boca Unidos de Corrientes— dijo en una entrevista al diario deportivo Olé: "Venimos de una época en la que, cuando debutábamos, los jugadores grandes no nos dejaban hablar y nos decían dónde sentarnos en el vestuario".

Días atrás en el mismo matutino, el argentino Mauricio Pochettino —DT del Tottenham, una de las sorpresas de la presente temporada en el fútbol de Inglaterra— reveló qué fue lo que lo sorprendió más cuando llegó desde Espanyol de Barcelona a Southampton hace tres años: "Los jugadores más jóvenes, como Luke Shaw, que hoy está en la selección, les limpiaban los botines a los más grandes; es una tradición interesante".

Son testimonios para no pasar por alto, pues reflejan dos realidades que no tiene nada que ver si son del primer o el tercer mundo, ya que uno podría imaginarlas en el sentido contrario; y no es así, tal vez porque cuando por estos lares se habla de pérdida de valores, sólo se apunta a recuperar los de conducta o morales; y hay otros más elementales para cultivar, que también hacen a la esencia del ser humano. El jugador de fútbol en este caso.

EL ANÁLISIS

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