Jugaron como lo hacen en el Barcelona, pero cada uno tiró para su lado.

Cada uno por su lado —como suele suceder en cada partido que juegan entre sí las selecciones de Uruguay y Argentina— y cada uno, pugnando por su equipo, haciendo lo mismo que hacen todos los fines de semana en el fútbol español con la camiseta del Barcelona, pero anoche —más allá de afectuoso saludo inicial— Luis Suárez y Lionel Messi fueron rivales. No enemigos, porque nunca lo serán, pero sí adversarios durante 90 minutos tan intensos como peleados, y con un condimento especial, diferente, hasta si se quiere, por aquella decisión del astro argentino de dar un paso al costado en su selección.

Anoche fue el partido más esperado por los hinchas argentinos. Querían recibir a Messi como se lo merece. Y el "rubio" tuvo su regreso triunfal. Y por si fuera poco, hasta con un gol —a la postre el de la victoria— que nació con una maniobra que llevó su sello de principio a fin. Recepción de pelota con taco, amague para dejar a contrapié a la defensa Celeste, y definición fuerte y rasante que se coló —tras rebote en la rodilla de "Josema" Giménez— junto al caño derecho de Muslera.

Del otro lado, Suárez, su amigo de andanzas en el equipo catalán, sólo atinó a mirar desde lejos la jugada y tomarse la cabeza. El gol, llegaba en un momento crucial del encuentro, cuando se moría el primer tiempo y cero parecía inamovible pese a la superioridad futbolística que había mostrado la Argentina, por eso el desconsuelo y la bronca.

El dúo del Barcelona, jugó como siempre, pero cada uno por su lado. Messi hizo lo que sabe, y Suárez jugó como sabe. Entregó todo y fue a todas.

El argentino ligó más, es cierto, porque el uruguayo tuvo un par de jugadas en el área rival que no terminaron en gol por cierres oportunos de Mascherano y Otamendi.

Fue un duelo más, pero no un duelo cualquiera, porque tuvo en cancha a dos de los mejores jugadores del mundo. Cada uno por su lado, buscando lo mejor para Argentina y Uruguay.

Esta vez le tocó festejar a Messi. Suárez se quedó con las ganas, como todos los hinchas celestes que llegaron hasta el "Malvinas Argentinas" de Mendoza y se fueron masticando bronca. Por la liga, y por el regreso de la "Pulga".

Fue a todas, como siempre, pero llegó al arco con un tiro desde lejos (a los 24) un tiro libre (a los 33) y con enganche (a los 43).

Fue a todas, pero Argentina se cerró atrás y sólo pudo pelear cada pelota. Le cobraron todo, hasta los "manotazos".

En los últimos 15 con el ingreso de Ramírez, se movió por derecha e izquierda. Tuvo dos pelotas en el área, pero se le fueron largas.

Apareció intratable en los primeros 15 y hubo que pararlo con faltas. Gastón Silva, Fucile, "Josema" Giménez. Bancó sin decir nada.

Apareció el genio en el momento menos pensado. De la nada, Messi frotó la lámpara y armó la jugada que terminó en su gol a los 42. Crack.

En el complemento, manejó los tiempos y la pelota. Muslera le sacó un tiro bárbaro.

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