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Los pies llagados

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La Política Exterior hace a la imagen del País; y se resume en coherencia, profesionalidad y transparencia. Se puede rectificar rumbos , ajustar estrategias, tener más o menos iniciativa, administrar conflictos, liderar propuestas, pero hay una sola cosa que no se debe ni se puede tener: un Gobierno con posiciones contrapuestas en la conducción de su proyección externa.

La Política Exterior hace a la imagen del País; y se resume en coherencia, profesionalidad y transparencia. Se puede rectificar rumbos , ajustar estrategias, tener más o menos iniciativa, administrar conflictos, liderar propuestas, pero hay una sola cosa que no se debe ni se puede tener: un Gobierno con posiciones contrapuestas en la conducción de su proyección externa.

Por eso se habla de políticas de Estado, que no es otra cosa que unificar criterios entre todas las fuerzas políticas para no debilitar la defensa del interés nacional, que para un Estado como el nuestro, no es otro que la prosperidad de su gente, la atracción de inversiones, la creación de fuentes de trabajo y la seguridad jurídica como principal escudo contra los que actúan con prepotencia o incumplen con sus obligaciones.

La pregunta surge naturalmente: ¿el Uruguay tiene una posición homogénea en su Política Exterior? La respuesta es NO, y se debe a que el gobierno cuando se para sobre sus dos pies, muestra uno descalzo y el otro calzado. Y de tanto caminar desparejo exhibe como resultado serias llagas en ambos pies.

Veamos: la mitad del gobierno llora la muerte de Castro, recuerda la “asonada” cuando la extradición de los terroristas de la ETA, invoca con nostalgia a Hugo Chávez, se solidariza con Maduro, disimula la violación de su hijastra por parte del execrable presidente Ortega, se resiste a que Dilma no sea más Presidente y se abraza con el Pit-Cnt reafirmando la superada y antigua visión de la “lucha de clases”. Y si esto fuera poco, le exigió al Presidente retirar al Uruguay del foro de negociaciones del TISA cuando fue el propio Mujica que solicitó su ingreso durante su gobierno.

La otra mitad habla de una mayor apertura, de flexibilizar el Mercosur, impulsa Zonas de Libre Comercio con China y otros países, firma ampliaciones del Tratado con Chile, apuesta a insertarse en la Alianza del Pacífico y entiende que no tiene argumentos para impedir la suspensión de Venezuela del deshilachado Mercosur.

Por otra parte el presidente Nicolás Maduro insulta a nuestro Canciller y emplaza públicamente al presidente Vázquez a reunirse donde quiera. Mientras tanto, la otra mitad del Frente Amplio interpreta la cláusula democrática vigente en varios Tratados según sea la relación de amistad ideológica con otros gobiernos. Y hace gala de una flagrante hipocresía al ignorar cuando le conviene la violación de derechos humanos, el mantenimiento de presos políticos y la ruptura de la separación de poderes.

Para la mitad del Frente Amplio, la “derecha” crece peligrosamente dentro del gobierno, por tanto esa “izquierda” quiere seguir apoyando al Socialismo del Siglo XXI aunque los “carniceros” con los que se identifica, hayan hecho de la violación de las Derechos Humanos su principal expresión.

Para la otra mitad, el camino que se insinúa ya es otro, pero como el Poder es la síntesis gramsciana de su objetivo prefiere recorrerlo incómodamente con un pie descalzo.

Tan es así, que el ex canciller Almagro propuesto por el entonces presidente Mujica, y designado por unanimidad Secretario General de la OEA, luego de cuestionar al gobierno de Maduro por la restricción de libertades básicas, encarcelar ilegalmente a sus opositores y desconocer la voluntad del Parlamento, fue despedido por su mentor vía twitter y descalificado por importantes sectores del Frente Amplio.

Pero eso no es novedad, porque en la crisis política del Paraguay (de salida constitucional) la mitad del actual gobierno respaldó la intromisión en ese país, lo suspendió del Mercosur y lo sometió a un “bullying” diplomático de niveles impensables. Y ahora frente a los incumplimientos del gobierno de Venezuela y los desplantes vocingleros de Maduro y su Canciller lo justifica, mientras que la otra mitad (el actual Poder Ejecutivo), acompaña su suspensión disimuladamente sin pronunciarse claramente como corresponde a un gobierno coherente.

Más preocupante es, que a los mismos países que visita el Presidente como Jefe de Estado va también Mujica confundiendo con su filosofía de utilería a la comunidad internacional. El antiguo terrorista se muestra como una romántica víctima de su visión anárquica, mientras los muertos, secuestrados y torturados de su depredadora guerrilla no son recordados ni sus familiares reparados de acuerdo a derecho. Y así se expresa, sin la mínima prudencia ajeno a cualquier opinión que en variados temas pueda tener el Presidente de su país que fuera electo con los votos de su propio grupo político.

Lamentablemente, en tiempos de grandes cambios en el mundo y en la región, el Uruguay muestra una dualidad de criterio en el exterior muy cercana a una caricatura. Y eso se debe, a que el Gobierno al fijar una posición asentado en uno de sus pies se enfrenta ineludiblemente a la otra mitad de su partido que fundamenta lo contrario apoyado en el otro.

Siempre hemos sostenido que el compromiso de todos los Partidos Político es buscar puntos de coincidencia en la Política Exterior como forma de ayudar al País a preservar los principios que lo han distinguido. Durante estos años ha sido difícil; sin embargo, es indiscutible que el discurso hegemónico de la izquierda ya no es el mismo. Eso habilita la actitud de reivindicar el discurso político correcto aunque se lo haga rodeado de un mundo repleto de explosivos. Al menos sabemos que la “izquierda” ya no puede arrojarle los explosivos a los demás, que su interpretación de la historia ha dejado de ser un Credo y que la pérdida de su credibilidad anuncia que su “verdad revelada” ya no goza de la protección que durante años aseguro su impunidad.

Los pies llagados, aunque preocupantes, pueden interpretarse en este caso, como un mensaje alentador.

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Sergio Abreu

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