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Maracaná ya fue

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El Ministro de Relaciones Exteriores ha opinado sobre legislación interna de Brasil que busca modernizar las condiciones del trabajo, quitando rigidez al marco legal, en un mundo que no es el de la máquina a vapor, sino el de internet y el “e-commerce” -lo que ha irritado al gobierno vecino por improcedente. A su vez empresarios uruguayos advierten, lo que rompe los ojos: el vecino flexibilizando las relaciones laborales se posicionará mejor en sus costos y precios de bienes y servicios en el Mercosur. Nadie debe sorprenderse somos el país del Pit-Cnt y un riñón de Maduro.

El Ministro de Relaciones Exteriores ha opinado sobre legislación interna de Brasil que busca modernizar las condiciones del trabajo, quitando rigidez al marco legal, en un mundo que no es el de la máquina a vapor, sino el de internet y el “e-commerce” -lo que ha irritado al gobierno vecino por improcedente. A su vez empresarios uruguayos advierten, lo que rompe los ojos: el vecino flexibilizando las relaciones laborales se posicionará mejor en sus costos y precios de bienes y servicios en el Mercosur. Nadie debe sorprenderse somos el país del Pit-Cnt y un riñón de Maduro.

Notoriamente hacia 1990 Argentina y Brasil venían negociando un tratado de mercado común que pasaba por la libre circulación de bienes y personas entre ambos países con algunas restricciones sobre algunos bienes. Nuestro gobierno de la época (Pdte. Dr. Luis A. Lacalle Herrera) se incorporó a la negociación y sumando a Paraguay, el tema derivó al Tratado de Asunción (1991). Nacía el Mercado Común del Sur (Mercosur). Se acordó la libre circulación de bienes y personas, con contadas restricciones y el avance hacia un arancel externo común frente a terceros países. Tuvo inicio auspicioso.

Después con los “K”, Lugo, Lula, Mujica y Chávez, todo se volvió engrudo populista de procesamiento imposible.

El gobierno nacional consultó a todas las fuerzas partidarias y gremiales. Hubo unanimidad apoyando al acuerdo. Siendo Ministro de Trabajo y Seguridad Social el Ing. Carlos Cat se ordenaron en la cartera estudios técnicos de índole amplia. Se atendió a lo que venía ocurriendo en el proceso de integración europeo, advirtiéndose que sobre trabajo, formación profesional y seguridad social el Tratado nada decía. Para obviar la omisión se instaló una comisión sobre el tema. Hubo múltiples reuniones en los distintos países, con la participación de representantes de gobiernos, gremiales de empleadores y de trabajadores. Las asimetrías entre las realidades de los países las hicieron inútiles.

En Uruguay se sabía que la apertura y la caída de aranceles externos frente a terceros países iba a generar el ingreso de mercaderías en competencia con una industria nacional con sectores agonizantes, solo viables en base a protecciones arancelarias monumentales. Un caso emblemático era Funsa, la fábrica de neumáticos. Teníamos neumáticos malos, los más caros del mundo y no podían ingresar los mejores mucho más baratos. Previendo la crisis de industrias inviables se impuso un tributo para financiar en la Dirección Nacional de Empleo una Junta, creada pa- ra administrar un fondo que debía favorecer la reinserción profesional -mediante la educación en nuevos oficios- de quienes vieran perjudicada su ocupación.

Muchos vimos ayer en vivo la situación laboral de los socios y sus asimetrías merced a las reuniones regionales. Brasil es un continente con un estado de bienestar casi europeo como Paraná, zonas agropecuarias como Río Grande, zonas industriales como San Pablo, polos turísticos como Río y su carnaval, otras de miseria infinita como el nordeste, etc. En materia de legislación laboral, y especialmente de organismos de contralor nuestro país superaba a las otras realidades.

Que Brasil desregule hoy legalmente su mercado de trabajo es cosa de ellos. Quieren inversión y trabajo formal. Pero, el sorprendido y pitcenetiano gobierno uruguayo ¿tiene alguna idea de cómo ya funciona Brasil? ¿Y China, India, Pakistán…? ¿Internet?

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Ricardo Reilly Salaverri

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