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Impropio de la República

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El Presidente Vázquez lamentó la disputa entre Darío Pérez y Óscar de los Santos por su proximidad o no con el difunto Sanabria y su hijo. Dijo que siente “enorme tristeza y vergüenza ajena de que dos compañeros se peleen descarnadamente a través de los medios de comunicación”, en vez de resolver sus diferencias dentro de “una fuerza política que funciona correctamente” a la que el incidente “daña”.

El Presidente Vázquez lamentó la disputa entre Darío Pérez y Óscar de los Santos por su proximidad o no con el difunto Sanabria y su hijo. Dijo que siente “enorme tristeza y vergüenza ajena de que dos compañeros se peleen descarnadamente a través de los medios de comunicación”, en vez de resolver sus diferencias dentro de “una fuerza política que funciona correctamente” a la que el incidente “daña”.

El numeral 5º del art. 77 de la Constitución prohíbe a “El Presidente de la República”… “intervenir en ninguna forma en la propaganda política de carácter electoral”. Pues bien. Proclamar públicamente que le produce “tristeza” lo que pueda dañar la vida interna o la imagen del lema que lo llevó al poder es un modo de intervenir “en la propaganda política de carácter electoral”.

No sirve de atenuante la lejanía de los comicios porque el gobierno vive en campaña electoral y porque, además, agrava la transgresión que al Presidente lo haya avergonzado que la disputa se haya hecho “a través de los medios”.

Es impropio de la República que quien ejerza la Presidencia se sienta hombre de partido y no servidor público, llevado por su gente a un sitial que lo obliga a ser institucionalmente equidistante.

Es impropio olvidar que en este suelo los partidos políticos crecieron, evolucionaron y se separaron precisamente porque sus disputas internas se dilucidaban en la plaza pública y el campo del honor, con hombres recios que no sometían su dignidad a conciliábulos secretos ni a plenarios herméticos. ¿Qué fueron las viejas disputas internas entre batllistas y entre nacionalistas sino camino de clarificación ciudadana y fortaleza para las instituciones?

Es impropio de la República esto que dejamos señalado como impropio es desacatar sentencias del Poder Judicial, impropio es decir desde la Presidencia que en la estafa al Fonasa los montes parieron un ratón, e impropios fueron también el silencio y el gesto impersonal con que el vicepresidente Sendic oyó, impertérrito, las rotundas acusaciones que, por su licenciatura y por Ancap, le dirigió en la cara la senadora Verónica Alonso.

Todo eso, y mucho más, es caída de la conciencia institucional.

Ya sabemos: lo institucional no parece importante cuando nos acribillan la ineducación, la inseguridad, la economía, los fraudes… Todo parece más urgente que la sintonía fina de la Constitución. ¡Y sin embargo es por no leerla a fondo, por rebajar sus principios a meras recomendaciones y por dejar de vibrar con sus valores, que llegamos a la postración en todas esas áreas y a la caquexia moral que a todos nos revuelca!

También sabemos: vivimos en un mundo conturbado, donde la perplejidad y la náusea política corroen a las naciones que fueron cuna de nuestra libertad. Estados Unidos -fuente de las Instrucciones del Año XIII-, Francia -cuna de la Ilustración y la Enciclopedia-, Gran Bretaña -sembradora mundial de la libertad personal y comercial- caminan hoy en las cornisas del estupor y lo imprevisible.

Pero ni la crujidera mundial ni los riesgos internacionales deben servirnos de excusa para dejar que las presiones interesadas y el diletantismo gobernante nos deformen nuestra identidad.

Nada nos autoriza a dejar que se nos disuelva en aguas turbias el tejido noble y fecundo de la libertad razonadora con que supimos construir a la República.

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Leonardo Guzmán

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