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Las (sin)razones del paro general

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El paro general del jueves fue otro ejercicio de gimnasia sindical cosa de mantener a los muchachos entrenados. Cualquiera sabe que cada Rendición de Cuentas trae bajo el brazo un paro general haya o no razones para hacerlo. En este caso la única razón que podía invocarse era la furia de los dirigentes sindicales porque el gobierno adelantó el envío de la Rendición y los dejó sin derecho al previo pataleo. No se atrevieron a decirlo y optaron por invocar otras razones.

El paro general del jueves fue otro ejercicio de gimnasia sindical cosa de mantener a los muchachos entrenados. Cualquiera sabe que cada Rendición de Cuentas trae bajo el brazo un paro general haya o no razones para hacerlo. En este caso la única razón que podía invocarse era la furia de los dirigentes sindicales porque el gobierno adelantó el envío de la Rendición y los dejó sin derecho al previo pataleo. No se atrevieron a decirlo y optaron por invocar otras razones.

Las otras razones son las que el Pit-Cnt incluyó en su plataforma y que sólo conoce una mínima parte de los que pararon. Veámoslas. La primera exigió “Rendición de cuentas para avanzar, no al achique”. Así de vago. ¿Avanzar hacia un Estado más gastador y con un déficit mayor que, tarde o temprano, repercutirá en más impuestos y tarifas públicas más caras para la gente? Achiquen, por favor.

La segunda consigna era simplemente “Inversión Pública”. Suponiendo que les faltó anteponer la palabra “más” habría que preguntarle a los genios del Pit-Cnt cómo harían para agrandar la inversión y al mismo tiempo seguir pagando salarios y jubilaciones. ¿O no saben que la mayor parte de lo que recauda el Estado se va en ese rubro intocable? La otra posibilidad, para darles el gusto, sería tomar más deuda o emitir: un desastre.

El tercer punto fue “Desarrollo de la Industria”. Señores del Pit-Cnt, oigan las quejas de los industriales que dicen que el Estado los estrangula con un costo país impagable mientras ustedes piden más gasto público. ¿Se dan cuenta de la contradicción? El cuarto punto que habla de “Trabajo y Salario”, es un anhelo universal que para florecer en todo su esplendor necesita una economía sana, típica de países sin paros generales.

El quinto postulado decía “Avanzar en el SNIS para el pueblo”. La sigla refiere al Sistema Integrado de Salud, ese que hace agua por los cuatro costados con medicinas para niños mal recetadas, esperas interminables en la atención médica y un déficit sistémico que da vértigo. El sexto es propio de quienes creen que la enseñanza solo mejora poniendo plata: “6% del PBI para Educación”, reclamo que otrora fue el 4.5% del PBI, aquel porcentaje que el Pit-Cnt quiso insertar en la Constitución en un plebiscito en donde el pueblo dijo no. Ni siquiera se llegó al 4.5% para ANEP y UdelaR -que ése fue el pedido original- y ya van por un 6% irrealizable.

La séptima razón invocada fue “Verdad, Justicia y Reparación”, un enunciado desligado de la rendición de cuentas y cuya inclusión en la plataforma de este paro general no se justifica. La octava y última izó una bandera “En defensa de las empresas públicas”, esas que, salvo excepciones, fueron mal defendidas en los últimos años con gestiones deficitarias como la de Ancap, ejecutadas a vista y paciencia de sindicalistas silentes y complacientes con sus correligionarios-directores.

Esos eran los ocho puntos por los cuales pararon miles de trabajadores sin siquiera conocerlos. Fue el colofón de una semana malgastada con días sándwich entre las vacaciones de julio, el feriado del martes 18 de julio y el paro general del jueves 20. Un paro inoportuno que costó millones y no aportó nada.

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Antonio Mercader

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