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Las cosas no son como las cantaron

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A pesar de todos los anuncios y augurios de los gobernantes, las cosas no han salido como nos anunciaron. Mas bien, en la medida que se van difundiendo hechos, más que promesas, las cosas pintan peor. Más bien pintan como las venían anunciando quienes operan un enfoque en el cual hay que aproximarse a la verdad, en lugar de ocuparse en mantener ilusiones.

A pesar de todos los anuncios y augurios de los gobernantes, las cosas no han salido como nos anunciaron. Mas bien, en la medida que se van difundiendo hechos, más que promesas, las cosas pintan peor. Más bien pintan como las venían anunciando quienes operan un enfoque en el cual hay que aproximarse a la verdad, en lugar de ocuparse en mantener ilusiones.

Era sensato pronosticar que el superciclo de las materias primas se iba a moderar en algún momento. También que llegado a ese momento no sería prudente seguir elevando la deuda pública y el déficit fiscal. Tampoco sería prudente suprimir el control sobre los negocios de ANCAP y de las empresas públicas en general o favorecer el derroche en el gasto público de baja productividad. Tampoco estaba bueno haber gastado tanto sin haber invertido en el mejoramiento de la competitividad del país. Seguimos exportando en un 80% carne, granos, leche y madera. Ni se mejoró el acceso a mercados -porque no era ideológicamente aceptable- ni se diversificó, ni se diferenció. Jugamos el papel colonial de “tomadores de precios”. Expuestos a las inclemencias de los mercados externos. Los mejores países o las mejores empresas construyen capacidades para fortalecer su poder en los mercados a través de la innovación, la inteligencia, las capacidades, la competitividad. Cuando se confía exclusivamente en la coyuntura de los mercados o en los discursos de los ministros, se pasan las épocas sin superar el empate que viene después de un ciclo expansivo.

Tanto para la etapa ascendente como para la etapa contractiva que hoy empezamos a atravesar, hacen falta relatos y explicaciones que reafirmen que esas decisiones son las mejores. Los gobernantes, los gremios, los periodistas, los partidos políticos, los militantes, todos son portavoces de los nuevos pretextos. Hoy llaman la atención las campañas a favor de la gestión de ANCAP, de ALUR, del vicepresidente y de la protección de lo inaceptable.

Entre otros retrasos hemos estado perdiendo algunas de las reglas esenciales del sistema democrático. La creciente confusión entre los roles de los sindicatos y partidos políticos es de las mas notorias. El PIT CNT marca la agenda del gobierno y hay marchas atrás en decisiones tomadas.

Está claro que ante la caída del ingreso por exportaciones, las remuneraciones salariales o empresariales, también se reducirán. Si los grupos beneficiados evitan la disminución de sus ingresos, los restantes o bien tendrán una caída del ingreso más que proporcional o bien perderán el empleo. Los empleados públicos y los sindicados en empresas con capacidad para traspasar sus costos a los clientes, han negociado la continuidad del salario real anunciando una caída mayor del salario de los trabajadores mas periféricos o bien mayor desempleo. Esto ya lo estamos viendo, con reducción del empleo, reducción de horas trabajadas y otras afectaciones del empleo. Gobernar no es hablar. Para peor, se multiplican las complicaciones. El estancamiento de los sectores productivos de bienes, la caída del tipo de cambio que sirve para bajar la inflación que aumenta porque las tarifas públicas deben aumentar. El MERCOSUR, Venezuela y las inexplicables decisiones de Uruguay. La administración de los dineros para contratar secretaría y ya dejaron de ser novedad la educación, la seguridad o la conflictividad.

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Joaquín Secco García

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