LA CLAVE
El país discutió durante meses la norma sobre responsabilidad penal de los empleadores. Se gastaron ríos de tinta y saliva, con el argumento de que era una ley que cambiaba las reglas de juego, y ponía en vereda la avaricia empresarial que ponía en riesgo la vida de miles de obreros para ganar unos pesitos más. Siete años después de aprobada la ley, no hay ni una condena firme al respecto. Y se probó que la seguridad en los puestos de trabajo no era mala, ya que casi no hubo casos a estudio de la justicia.