La Clave
La falta de convicciones democráticas (muy propias de la izquierda) o el secretismo de los negocios con Venezuela han llevado al gobierno a una posición que rechina y le causa enorme perjuicio. De ahí el terrible malhumor del canciller Nin Novoa que lo descargó con una de las damas, de la lista de 21 funcionarios de cancillería ya retirados que cuestionaron la posición del gobierno. Lástima que esa furia no la usó con Maduro, cuando lo acusó de coordinar con el imperio la agresión a Venezuela.