LA CLAVE
El debate político debe ser duro, pero respetando ciertos límites, que no son otros que el bien general. En estas semanas hemos visto que la oposición ha perdido un poco noción de estos límites, y se ha dedicado primero a fogonear la crisis por el aumento de casos de coronaviurs, y poniendo en duda la negociación por las vacunas. El tiempo ha puesto las cosas en su lugar. De nuevo. Pero, en medio de una crisis sanitaria, hay una diferencia importante entre marcar posturas distintas, y agitar cucos y miedos.