LA CLAVE
El Congreso del Partido Comunista chino suele ser un acontecimiento crucial y este parece serlo aún más. Ha quedado en evidencia el creciente poderío de Xi Jinping que ha sido integrado a la Constitución, cuando ni siquiera Deng, el padre de las transformaciones, lo estuvo mientras ocupaba el cargo. Solo de retirado accedió.
Y mientras se robustece la creencia de una superioridad china que compite incluso con las ideas democráticas prevalecientes en Occidente, cada vez se restringe más la libertad.