LA CLAVE
Dueño de una soberbia exhorbitante, el ministro Astori se ha promocionado como el máximo conocedor de la economía y el garante de la seriedad en las cuentas públicas. Los números oficiales conocidos estos días prueban que nada de eso ha sido verdad. Astori diseñó un presupuesto nacional estimando cifras de crecimiento y de ingresos que todo el país sabía no se cumplirían. Él, despectivo, ninguneó las críticas. Ahora se confirmó el error, y el país pagará muy caro su soberbia.