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Dentro y fuera de la Argentina

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La velocidad de las noticias que se conocen hoy es tal, que pareciera que la tierra girara actualmente más rápido que antes y que su tamaño se hubiera encogido, al llover incesantemente información de lo que acontece de un extremo al otro del globo.

La velocidad de las noticias que se conocen hoy es tal, que pareciera que la tierra girara actualmente más rápido que antes y que su tamaño se hubiera encogido, al llover incesantemente información de lo que acontece de un extremo al otro del globo.

¡Y pensar que según estimaciones de la Nasa, podría haber unos 10.000 millones de planetas potencialmente habitables!

La mentada instantaneidad hace que la visita del Presidente Macri a Washington ya sea cosa del pasado y máxime cuando está a punto de partir hacia la China y Japón. Pero vale la pena un pequeño recordatorio. Para empezar, ha sido el segundo Presidente latinoamericano en ser recibido por el nuevo Presidente de los Estados Unidos. Por otra parte, se pudo observar sobre todo a través de los medios argentinos -dado que para la prensa norteamericana hay un surplus de temas importantes en lo que atañe a política internacional- la gran diferencia en el estado de las relaciones con la gran potencia, entre el gobierno de Macri y el de los Kirchner. Cuya tirantez tiene fecha de comienzo en aquella anti cumbre (De los Pueblos Libres) realizada en Mar del Plata, mientras se llevaba a cabo la 4ª Cumbre de las Américas en la misma ciudad a la que asistía George W. Bush, con Chávez encabezando una marcha con las consignas consabidas, del otro lado de la avenida.

A su vez, rompía los ojos el contraste visual entre la cursi antecesora de Macri y la estética pareja presidencial argentina, donde Juliana Awada rivalizaba en belleza y elegancia con la eslava Melania, la mujer de Trump.

Donald dio la impresión de no recordar o no haberle dado importancia a los inoportunos comentarios a favor de la candidatura de Hillary, de la Ministra de Relaciones Exteriores argentina Malcorra y por ende de Mauricio, antes de las elecciones norteamericanas.

Ya se sabe que estos encuentros dejan un legado más simbólico que concreto, pero al menos el Presidente Macri se trajo en el maletín el acuerdo para que los limones puedan volver a ingresar al mercado estadounidense a partir del 26 de mayo. Argentina es el mayor exportador de jugo de limón del mundo y ese producto no tiene problemas de entrada, pero sí la fruta fresca, frenada por un poderoso lobby de California que logró trancar esas exportaciones en el 2001. Si bien estas no son demasiado importantes para Argentina, el hecho cobró una relevancia más política que económica. Ahora resta por verse qué posición tomará el Departamento de Estado ante una denuncia contra los productores argentinos de biodiesel por presunto dumping, ya que Estados Unidos es su principal comprador.

En cuanto a las inversiones que figuraban en el anhelo presidencial, ya se sabe que toman su tiempo para concretarse, a pesar de que Argentina haya bajado su prima de riesgo. Hasta ahora van llegando de a poco. Más allá de la buena prensa que cosecha el Presidente argentino a quien se le ve como alguien firmemente decidido a sacar al país adelante, a respetar las instituciones y combatir la corrupción, los capitales están agazapados. Seguramente a la espera de qué sucede en los próximos comicios legislativas, puesto que el clima interno se ha vuelto muy conflictivo. Por más que el gobierno macrista busque sin pausa la manera de calmar los ánimos combativos que lo rodean, empezando por el gremio de los maestros a los que ninguna propuesta oficial les conforma, que tiene en jaque a la popular gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, desde hace meses. Ya van más de doce reuniones y nunca sale ni siquiera un humito blanco. Aunque lo curioso es que este dilatado conflicto que hace perder clase a miles de alumnos, no hace más que despertar un rechazo cada vez más amplio en grandes sectores de la sociedad, lo cual resulta a favor del Presidente.

Con el objetivo de mejorar tanto el asunto de los planes sociales de los que se hace uso y abuso, por más necesarios que sean para mitigar las situaciones de mayor indigencia, así como el de la desocupación, desde la Casa Rosada se anunció un plan para transformar estas ayudas estatales en empleos no públicos sino formales. Se apunta a un millón de potenciales beneficiarios. La idea es que las empresas que contraten a quienes actualmente reciben dinero del Estado, obtengan una especie de subsidio durante dos años, que consiste en que la contribución estatal continúe como parte del sueldo. Por lo tanto, no deberá ser desembolsado por quien ofrece trabajo. Como era de esperar, lo que se ha transformado en las llamadas “organizaciones piqueteras”, esas que paralizan a la ciudad con cualquier motivo y que responden a grupos de izquierda y al Kirchnerismo dentro de una estrategia claramente desestabilizadora, rechazan la iniciativa y la descalifican.

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Julia Rodríguez Larreta

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