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juan oribe stemmer
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La información sobre la estructura de la población de América Latina y su evolución futura que aporta el anuario Observatorio Demográfico de América Latina y el Caribe de CEPAL revela desafíos fundamentales de largo plazo que deberán enfrentar nuestras sociedades en las próximas décadas.

La población de la región aumentò de 169 millones de personas en 1950 a algo más de 649 millones en 2019 y llegaría a 679 millones en el 2100.

La tasa de incremento de la población de la región en general alcanzó su máximo en el período 1985-1990 y luego comenzó a desacelerarse. Hoy, la población de la región aumenta a un ritmo de seis millones de personas por año.

El estudio nota que “en el caso de la población mundial, no se vislumbra un crecimiento negativo en los próximos 80 años, a diferencia de América Latina y el Caribe, donde se proyecta una disminución de la población a partir de 2059”.

Es una advertencia que deberíamos tomar en serio porque nuestro país se encuentra en esta región y forma parte de ella. Las tendencias de desarrollo de la población son datos importantes desde los puntos de vista social, económico y, ¿por qué no?, estratégico.

El incremento de la población ha sido impulsado por dos tendencias de largo plazo y de sentidos opuestos. La primera, de signo positivo, fue la disminución de la mortalidad desde 1950: la segunda, en el sentido opuesto, es la caída de la tasa de fecundidad. Las familias tienden a tener menos hijos lo que contiene el incremento de la población.

Como resultado, mientras que a mediados del siglo XX la tasa de crecimiento anual de la población de América Latina era del 2,6 %, dice el informe, en la actualidad solo es del 0,9 %.

Una consecuencia es el creciente envejecimiento de la población. La región se ha ido “uruguayizando”.

La población de nuestro vecindario más cercano, el Cono Sur (incluyendo Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay), aumentó de 81,2 millones en 1950, a 285 millones en la actualidad. Lo interesante es que las proyecciones indican que luego de llegar a un máximo hacia mediados de este siglo, ese número de habitantes disminuirá en las próximas décadas y llegaría a los 266,7 millones en 2100. El Uruguay alcanzará su máxima población (3,6 millones) en 2049; Argentina en 2078 (57,9 millones), y Brasil en 2045 (229 millones).

La importancia relativa de nuestro país en el Cono Sur ha disminuido desde 1950 cuando los uruguayos representaron el 2,75 %. En la actualidad representan el 1,21 % y en el 2100 ascenderán al 1,19 %.

Pero, antes de entonar el repetido lamento de qué pocos somos los uruguayos, es bueno tener presente que lo que importa no es tanto la cantidad de habitantes de un país sino su calidad medida de acuerdo a factores como cultura y valores, espíritu de empresa, educación y capacitación. Lo que nos falta en cantidad debemos compensarlo con calidad.

Siete de los veinte países con mayor nivel de desarrollo humano son sociedades formadas por menos de seis millones de personas.

Noruega (lugar 1 en la escala de desarrollo humano) tiene 5,3 millones de habitantes, Irlanda (lugar 3) tiene 4,8 millones, Islandia (lugar 6) tiene 340 mil habitantes.

Finlandia (lugar 12) tiene 5,53 millones, y Nueva Zelanda (lugar 14) tiene 4,78 millones de habitantes.

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