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Confía, pero controla

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juan oribe stemmer
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En las últimas semanas El País publicó tres notas que tienen que ver con el Río de la Plata y, en consecuencia, con nuestros intereses históricos en esas aguas.

La primera trató, entre otros temas, de las gestiones para profundizar el Canal de Acceso al Puerto de Montevideo; la segunda reveló que nuestro país no tiene un buque de investigación científica; y la tercera, se refirió a los dos emisores subacuáticos argentinos. Cada uno de estos asuntos tiene una considerable importancia de política exterior. En los tres casos han existido (y persisten) situaciones poco satisfactorias.

Primero. La tendencia en el transporte marítimo es la construcción de buques con una creciente capacidad de carga (economías de escala), lo que hace imprescindible que los puertos y sus canales de acceso tengan mayores profundidades. El Estado uruguayo se ha comprometido a profundizar el puerto de Montevideo (casos de UPM y TCP) a profundidades de (con alguna variación) - 14,00 metros al Cero Wharton. Ello implica, necesariamente, profundizar el Canal de Acceso. La extraordinaria historia de las gestiones realizadas por nuestro país en el seno de CARP para obtener el visto bueno para el dragado a aquella profundidad es conocida. Necesitábamos - 14,00 metros y propusimos - 13,00 metros. Resultado: es necesario iniciar un nuevo trámite en CARP.

En una entrevista publicada en El País del 11 de julio, el presidente de la Delegación Uruguay en CARP explicó que hacía más de un año que había comunicado a la Delegación argentina, “la intención de Uruguay de darle al canal de acceso al Puerto de Montevideo una profundidad de 14 metros. Desde entonces estoy esperando el proyecto desde la ANP para darle de inmediato el trámite que corresponde. En Uruguay tenemos que cambiar la mentalidad. Todo demora mucho. La burocracia administrativa que necesita el país es otra”. Ahora bien, elaborar un informe técnico sobre ese tema no es escribir “La Guerra y la Paz”. Sobre todo, cuando ya existe un documento respaldando el dragado a - 13,00 metros.

Segundo. El 17 de julio, El País informó que el buque de investigación Aldebarán, comprado nuevo para el Instituto Nacional de Pesca (Inape), la actual Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara), “hace más de dos años que está fuera de servicio a la espera de que se tome alguna decisión”, y que el Oyarvide, un buque más antiguo (es de 1966) perteneciente a la Armada, “cumplió su ciclo”. En poco tiempo pasamos de dos naves de investigación a cero -todo un récord. Esto es un problema serio. Por ejemplo, nuestro país necesita contar con un buque de investigación pesquera para respaldar sus intereses en CARP y CTMFM. El conocimiento es poder.

El Río de la Plata debe ser la primera preocupación de la política exterior de nuestro país.

Finalmente, la semana pasada el diario publicó una sólida nota sobre los dos emisores subacuáticos argentinos que verterán que verterán residuos (con cierto tratamiento) a las aguas de uso común del Río de la Plata.

Mirando hacia el futuro, en este caso el principal desafío será el monitoreo de las emisiones.

Los estudios de factibilidad afirman que las obras no tendrán un impacto ambiental dañoso. Pero, los problemas vendrán con el funcionamiento del sistema, durante décadas.

El lema siempre debería ser: “confía, pero controla”.

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