Las pruebas PISA tienen tres grandes méritos: ofrecen una visión general del estado actual de la enseñanza en un determinado país y momento.
Las pruebas PISA tienen tres grandes méritos: ofrecen una visión general del estado actual de la enseñanza en un determinado país y momento.
Si se realizan sistemáticamente a través de períodos de tiempo más prolongados ofrecerán una indicación del éxito o fracaso de las políticas de enseñanza. Y por último, pero no por eso menos importante, ofrecen la posibilidad de realizar comparaciones entre diferentes países.
Esto último es importante. Por varios motivos. Incluyendo que permite comparar experiencias y metodologías entre distintas sociedades, culturas y estrategias.
Otro motivo es que en la medida en que el conocimiento es poder (por mal que le pese a algunos), los indicadores PISA son una señal de hacia dónde evoluciona el equilibrio económico y político mundial.
La metodología utilizada para PISA es mejorada continuamente.
Ello dificulta las comparaciones de los resultados obtenidos en diferentes ediciones de las pruebas. Así, en el caso de los resultados para ciencias, el informe PISA 2015 advierte que los aumentos no significativos para Chile, Brasil, Indonesia y Uruguay se deben a cambios en la metodología aplicada y agrega que estos cuatro países habrían tenido tendencias menos positivas (pero lo más probable es que también no significativas) si se hubiese aplicado la metodología anterior (PISA 2015 Results, Volumen I, página 308). Como explicó un experto uruguayo: “Para realizar comparaciones con mediciones anteriores es necesario asegurarse de que los cambios de los resultados estimados no sean consecuencia de cambios en las pruebas o en las muestras, sino cambios reales en los desempeños de los estudiantes” (El País, viernes 9).
Los rendimientos medios en PISA 2015 de nuestro país fueron: ciencias 435, lectura 437 y matemáticas 418.
A pesar de los cambios en la metodología aplicados en la última edición de las pruebas continúa siendo interesante comparar los resultados de las pruebas con una perspectiva de más largo plazo. En el caso del Uruguay los resultados más antiguos son los del año 2003.
Desde entonces los mejores resultados obtenidos por nuestro país fueron: en ciencias, en el año 2003 (438), en matemáticas, en el año 2006 (427), y en lectura, en el año 2015 (437 puntos). Sin embargo, en el caso de lectura, debe señalarse que los resultados anteriores fueron: 2003 - 434; 2006 - 413; 2009 - 426 y 2012 - 411 puntos.
En síntesis, durante todo ese período las variaciones han sido mínimas y se ha producido una caída en los rendimientos en dos de las tres áreas de las pruebas.
Estos puntajes revelan un escenario de largo plazo de estancamiento, con variaciones mínimas en una dirección y la otra.
Ello sucede en un entorno sumamente dinámico en el cual otras sociedades avanzan desde una posición menos ventajosa que la nuestra.
Así, Perú obtuvo en el año 2000 los siguientes puntajes: 292 en matemáticas, 333 en ciencias y 327 en lectura. En PISA 2015, consiguió, respectivamente, puntajes de 387, 397 y 398.
La fotografía del año 2015 nos muestra aún en una posición relativamente mejor que la de Perú. La película desde el año 2003, en cambio, revela como nuestros hermanos peruanos están haciendo, con éxito, un esfuerzo importante para mejorar.