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La oposición

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Se habla mucho de la oposición. Mucho y mal. Para empezar la oposición no existe: es un término inventado por periodistas perezosos que no se toman el trabajo de precisar los términos. Lo que existe son varios partidos políticos que disputan en la opinión pública con el Frente Amplio que es el partido de gobierno. Cada uno se mueve de forma diferente, con estilos propios y sensibilidades políticas distintas.

Se habla mucho de la oposición. Mucho y mal. Para empezar la oposición no existe: es un término inventado por periodistas perezosos que no se toman el trabajo de precisar los términos. Lo que existe son varios partidos políticos que disputan en la opinión pública con el Frente Amplio que es el partido de gobierno. Cada uno se mueve de forma diferente, con estilos propios y sensibilidades políticas distintas.

Otra macana inventada -esta con menos sustento aún- es que la oposición no hace nada, está muda y paralizada. Simplemente no es verdad. Nadie ha dejado pasar en silencio lo que demanda condena ni ha omitido la denuncia cuando ella fue necesaria. Lo que pasa es que hay que jerarquizar las cosas: una cosa es sacarse las ganas y otra cosa es hacer política. Es vergonzoso todo lo referido a los aportes jubilatorios omitidos en Asamblea Uruguay: pero se hizo público, todo el mundo lo sabe y eso es un poroto comparado con el escándalo de la privatización de Pluna llevada a cabo por Astori, los 300 millones de dólares que costó (hay denuncia penal por ello presentada por el Directorio del Partido Nacional), y lo que falta por sumar cuando muera Alas Uruguay. Y eso es peccata minuta comparado con el escándalo de Ancap, la sobrefacturación colosal de todas las obras, el agujero negro por donde se escurrieron más de mil millones de dólares sin que Martínez o Sendic pusieran coto.

Las irregularidades más gruesas se han destapado todas, a pesar de que el FA hizo todo lo posible por impedir la formación de comisiones investigadoras. No se ha podido todavía ventilar adecuadamente las fugas del Fondes ni los negocios con Venezuela que gestiona el MPP y el diputado Placeres (que tiene en ello ocupación full time, la Cámara es su changa part time), pero eso ha sido denunciado y todo el mundo está al corriente (sobre todo los lecheros que todavía no pueden cobrar). ¿Acaso no se ha denunciado una y otra vez la rencorosa asfixia presupuestal infligida al Poder Judicial? ¿No se ha levantado la voz contra el torpe aislamiento diplomático en que han metido al país por conservar la amistad con el desahuciado Maduro? ¿Y en seguridad?

El daño más colosal que los gobiernos del FA le han infligido al país está en la ley de educación de Vázquez y en el infame manejo de la misma, perpetradas y/o permitidas por las autoridades de la enseñanza nombradas por Mujica. Eso se denuncia (y se lamenta) desesperadamente todos los días. Entonces ¿para qué solazarse con menudencias como los sueldos que cobran en ALUR los jerarcas amigos de Sendic y colocados por De León? El diploma de su licenciatura extraviado por Sendic (y el concomitante extravío mental) fueron puestos de manifiesto en el Senado, en la cara del susodicho, ante el silencio avergonzado y rabioso de todos los senadores frentistas. ¿Qué más?

Hay quienes dicen que el FA predicó tanto su superioridad ética y su competencia intelectual que bien se podría hacer ahora un cómodo festín de revancha. ¿Pero de qué le serviría eso al Uruguay de hoy que tiene que levantar esos muertos que le dejaron y, a la vez, retemplar sus ganas de salir del barrial? No arroja ningún beneficio para el país dispensar tiempo en revolver vergüenzas. Los partidos opositores están haciendo lo que deben, con responsabilidad y sin fruición, como corresponde. No tiene ningún fundamento el reclamo de falta de presencia o falta de decisión.

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Juan Martín Posadas

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