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No tienen responsables

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La discusión sobre el futuro, sobre la manera de aprovechar las oportunidades y superar los obstáculos no nos está acercando al bienestar y la concordia social pese a haber atravesado un período de notable mejoramiento del contexto externo.

La discusión sobre el futuro, sobre la manera de aprovechar las oportunidades y superar los obstáculos no nos está acercando al bienestar y la concordia social pese a haber atravesado un período de notable mejoramiento del contexto externo.

Nuevos matices se están generalizando de la mano de la discusión que se está dando sobre el crecimiento global, el comercio, la innovación, la China y el Asia, los países de la OCDE y la desindustrialización del centro, las multinacionales y sus estrategias para expandir el capitalismo a todos los rincones. Es una época de cambios. Una época en la cual las sociedades con mayor capacidad para tomar las decisiones correctas, serán recordada por muchas décadas. No parecen ser los tiempos en los cuales los jerarcas aplauden el déficit que compromete los logros con deudas y sustituye el crecimiento de capacidades por el reparto sin destino. Si sabremos de esto nosotros y los socios del continente. Basta escuchar las asambleas como la de la CELAC que se celebró hace unos días en República Dominicana y los discursos programáticos que se multiplicaron haciéndonos recordar los años 60s.

Es llamativa la debilidad de la construcción estratégica, en el sentido de comprender la necesidad de sentar bases de largo plazo. El debate corriente es para la estricta coyuntura. Es como si nuestra vida doméstica solamente atendiera la lista del supermercado, la comedia, el fútbol y el carnaval. Después de tanto tiempo, nos hemos dado cuenta de que no hemos construido nada sólido en materia de acceso a mercados, ni en materia de competitividad o innovación. Mucho menos en términos de creación de organizaciones, de empresas, de redes y aun menos en materia de fortalecimiento de capacidades humanas. La falta de resultados se compensa con discursos gloriosos para lo cual nos comparamos con los peores. Cuando hace falta algo que requiere financiamiento, capacidades, experiencias, organizaciones, destrezas, organizamos giras por Alemania, China o Finlandia. Llegado el momento, sin duda que es lo mejor que se puede hacer. Es parte de las consecuencias de haber dejado pasar el momento. No haber pensado en el mañana y el pasado mañana y no haber previsto el aprendizaje de los mejores caminos. .

Las cuentas no cierran. Estiramos las tarifas tanto como fue posible y aun así, no podemos bajar del 4% del déficit. Está creciendo el endeudamiento, aumentará el costo del dinero y las amenazas sobre la confianza de los prestamistas están golpeando la puerta. Por su parte, las promesas sobre el aumento del presupuesto ya resultan ineludibles. Siempre hay una cuenta nueva. Un avión de los años 70, un molino harinero, una fábrica de papel y cada día más deberes para el Fondes. Todas cuentas que se suman de una manera u otra a las cargas que merman la competitividad, lo cual creará nuevas brechas sobre las empresas. No parece posible seguir evitando nuevos ajustes fiscales.

Habrá que ponerle nombres edulcorados a los nuevos impuestos, haciendo menciones a la justicia social. Esta coyuntura tiene lugar cuando la mejoría que están teniendo nuestros precios de exportación es débil e incierta. Los pronósticos internacionales sobre los precios de los alimentos así lo indican. Errores gigantescos que no tienen responsables.

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Joaquín Secco García

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