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Izquierda cajera

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Aquella promesa de campaña de Tabaré Vázquez, “somos certeza”, fue premonitoria: la certeza en el Uruguay vazquista/astorista/pepista es que para cada problema, hay un impuesto. Esta generación de izquierdistas que lideró al FA en estas épocas, dio garantías de no modificar el rumbo nunca, nada de probar caminos distintos, la fórmula fue siempre la misma: el camino de los impuestos y los tarifazos.

Aquella promesa de campaña de Tabaré Vázquez, “somos certeza”, fue premonitoria: la certeza en el Uruguay vazquista/astorista/pepista es que para cada problema, hay un impuesto. Esta generación de izquierdistas que lideró al FA en estas épocas, dio garantías de no modificar el rumbo nunca, nada de probar caminos distintos, la fórmula fue siempre la misma: el camino de los impuestos y los tarifazos.

El piloto automático de la economía, que aprovechó un viento favorable de nuestras materias primas en el mundo, encubrió lo trillado de un camino que se recorre desde que asumieron: endeudar al país, contraer un enorme déficit fiscal gastando lo que no se debía, recaudar subiendo impuestos y utilizar a las empresas públicas como oficinas recaudadoras. ¿De qué signo es un gobierno que recorre este camino con tanto esmero? Del signo de pesos ($). Estos gobiernos nos fueron ideológicos, fueron monetarios.

A la bonanza del crecimiento económico que impulsaron nuestras praderas, sigue inexorablemente en el manual vazquista/astorista/pepista la ortodoxia fiscalista. Al trabajador que la luchó, al profesional, al productor que enfrenta el riesgo, al jubilado o al comerciante se lo hace cargo de un ajuste sanguinario, porque lo de este fin de año no tiene comparación con nada. Años de despilfarro, de irregularidades o corrupción como en Ancap, Pluna, o el Fondes, para tomar solo tres ejemplos notorios tiraron a la basura miles de millones de los trabajadores uruguayos que aportaron a un Estado que dilapidó dinero ajeno. La fiesta de los vazquistas/astoristas/pepistas fue divertida para unos pocos y tétrica para la mayoría. Tuvo la virtud de ejercerse en épocas donde, seamos sinceros, a la sombra de ese crecimiento no se percibía por la gente que la fiesta iba a durar poco y alguien la tendría que pagar, mejor dicho todos las tendríamos que pagar.

Hasta este momento el impacto del ajuste fiscal es solo político porque no empezó a aplicarse, quedan solo unos días para que se sienta y pase de los diarios al recibo de sueldo. El tarifazo en los servicios públicos es obsceno. La OSE en vez de buscar caminos para no perder la mitad del agua potable que se le escapa sin facturar, recurre a aumentar impunemente el precio de la otra mitad. Con una mitad quiere cubrir dos mitades. Lo de ANCAP ni hablar, el aumento, argumentan, es por la suba probable del petróleo a futuro, sin embargo cuando el barril cayó a la mitad no bajaron ni un peso. No se puede tener tan poca decencia explicativa. La “petrolera” uruguaya no va a fabricar más los codiciados perfumes “Alma mía” lo cual es una noticia estremecedora para este fin de año. Si no hubieran fabricado negocios turbios seguramente los números serían mejores.

Nos acercamos a doce años de gobiernos de esta tríada vazquista/astorista/pepista. Porque si alguien tenía dudas que se las saque: son los tres responsables de lo que serán 15 años de gobiernos que se caracterizaron no por tener signo de izquierda sino signo de pesos. La mosqueta política que permitió la bonanza, donde hacían un rato de gobierno y otro de oposición se terminó. Los tres son los autores del voraz tragamonedas.

A pesar de esto, la esperanza siempre puede más y estas fechas nos llaman a reforzarla. Con sus alegrías y recuerdos, que tenga la mejor noche hoy. Feliz Navidad.

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Javier García

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