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Improvisación destructiva

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La legalización de la marihuana era, para Mujica y los suyos, la frutilla sobre la torta, la culminación de un gobierno progresista y moderno. No discuto el fondo del asunto: la legalización regulada para neutralizar el narcotráfico.

La legalización de la marihuana era, para Mujica y los suyos, la frutilla sobre la torta, la culminación de un gobierno progresista y moderno. No discuto el fondo del asunto: la legalización regulada para neutralizar el narcotráfico.

Me refiero a la implementación (y me enfurezco). ¿No había nadie en todo el equipo de gobierno que advirtiera las consecuencias bancarias? Tampoco hubo nadie que le explicara a Mujica que aumentar los sueldos de los Ministros iba a subir en cadena los de los funcionarios judiciales. Trajo con sana intención a los sirios y a los presos de Guantánamo: al poco tiempo todos preferían volverse de donde habían salido. Cerró Pluna para evitar no sé qué y abrió el abismo que devoró 100 millones, un Ministro de Economía y al Presidente del BROU.
La mejor descripción del gobierno de Mujica (y de su perdurable influencia a través del MPP) es la que dio Darwin Desbocatti: es, dijo, una fuerza de improvisación destructiva. Pero eso no debe atribuirse al temperamento de Mujica. Fidel Castro manejó directamente la economía de Cuba por cincuenta años, inventó planes, habló horas y horas y las cosechas de caña fueron cada vez peores y la libreta de racionamiento sigue hasta ahora.

La premisa que animó y sostuvo todo ha sido la convicción de que si el tipo es de izquierda y tiene buena intención no precisa nada más. En sus manos está el futuro. Y como ganó las elecciones con mayoría absoluta, en sus manos está el gobierno y, por extensión, todo en Uruguay. Si hay convicción ideológica no se precisa consultar nada con nadie, ni siquiera estudiar mucho el tema. En los puestos claves de gobierno no hay que poner gente que sepa sino gente de confianza política. Sobre ese razonamiento se pudo confiar la Ancap a Sendic, hacerlo Vicepresidente, nombrar Intendente a Ana Olivera, confiarle la reforma de la salud a un fundamentalista como Olesker y el Codicen a Netto. Lo que importa y garantiza el éxito es gente con sensibilidad social: la formación y los títulos académicos correspondientes son cosa de cajetillas de Pocitos, gente sin compromiso (y si falta algún título, pues se inventa ¿no?)

El compromiso junto con la solidez ideológica y doctrinal (una solidez de ladrillo) es lo que importa y lo que vale. No advierten -horror- que el mayor compromiso y desinterés personal es lo que mueve al tipo que se pone un cinturón de dinamita en la cintura y se hace volar en una plaza o en un supermercado. ¡Destrucción total! Como la de la enseñanza, o la de ASSE y el sistema de salud, o la del Fondes, o la del respeto por la legalidad.

Yo me creí otra cosa cuando escuché el discurso ante la Asamblea General al inaugurar su mandato. Capaz que el mismo Mujica se creyó otra cosa.

Después vinieron las dificultades de cada día. Y los halagos de cada día: los cortesanos aplaudidores de cada ocurrencia, los periodistas fáciles en la búsqueda de lo exótico (que vende bien). Y los devotos frentistas siguieron creyendo en los milagros y esperando. Pero el personaje se comió a la persona: le gustó actuar para la posteridad y actuar para Kusturika. Se subió un par de veces al tractor justo cuando pasaba por ahí la BBC. Y así fue tirando, hasta la rabieta de ayer por la marihuana.

Los frentistas de a pie, desolados, se preguntan ¿nuestros cracks eran esto? Pero la dominación está introyectada, el balde bien calzado en la cabeza; la mayoría va a morir con los ojos abiertos.

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Juan Martín Posadas

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