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Qué Verguenza

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En la madrugada puntaesteña ocurrió lo que nunca creímos posible.

Entendíamos que los uruguayos jamás personalizarían en los argentinos que nos visitan, el conflicto con respecto a las "papeleras". Sin embargo, ocurrió.

Doscientos jóvenes, en su mayoría menores de 18 años, cortaron la circulación vehicular a la altura de la parada 8 de la rambla de Playa Brava (donde nace Avenida Roosevelt). Esgrimiendo botellas en forma elocuente, ese malón de desubicados, cortó el tránsito, insultó a los automovilistas cuyos vehículos lucían matrículas argentinas, lanzaron objetos contra esos autos y en general emularon las guarangadas que siempre creímos eran patrimonio de los "piqueteros" extranjeros, de los matones que suelen cerrar los puentes que deberían unirnos con Argentina.

Hubo intervención policial, pero quizás demasiado tímida. Se presentaron policías y patrulleros, pero meramente advertían y decían que si el tumulto continuaba, volverían y entonces sí sancionarían a los revoltosos. No parece suficiente. Por lo demás, llama la atención que la mayor parte de los menores había ingerido, por lo menos, alcohol.

No se sabe nada en cuanto a drogas, pero el alcohol fue factor esencial del incidente, cuando es sabido que su venta a menores de edad, se encuentra prohibida. Y aquí corresponde preguntarse por el INAU. ¿En qué está el INAU? Tal vez, como en la temporada anterior, su cuerpo inspectivo se halla demasiado ocupado en controlar a las menores de edad que, custodiadas por sus padres, ofician de modelos de modistos famosos. Estamos acostumbrados a los desplantes de los "ambientalistas" de Gualeguaychú. Pero cuando en Argentina se le advirtió a los eventuales turistas que viajarían a Uruguay, que podrían enfrentar reacciones hostiles, ello pareció un dislate.

¿Los uruguayos en tal tesitura? ¿Los uruguayos dando la nota desubicada del patoterismo? Imposible. Lamentablemente, estuvimos totalmente equivocados.

Los incidentes puntaesteños reclaman enérgicas medidas a fin de evitar que un par de cientos de agitadores adolescentes beodos, avergüencen a todos los uruguayos.

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