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De-construir el engendro

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Qué deberíamos esperar de una “Propuesta didáctica para el abordaje de la educación sexual en Educación Inicial y Primaria”? Lo primero sería que no se reiteraran palabras en el título, pero más allá de eso y de la polémica desatada, ¿qué definiciones y dimensiones de la sexualidad debería considerar?

Qué deberíamos esperar de una “Propuesta didáctica para el abordaje de la educación sexual en Educación Inicial y Primaria”? Lo primero sería que no se reiteraran palabras en el título, pero más allá de eso y de la polémica desatada, ¿qué definiciones y dimensiones de la sexualidad debería considerar?

Una categorización razonable incluiría sus dimensiones biológica, reproductiva, social/cultural, afectiva y de placer. Bueno, no necesariamente. Para los autores de la Guía de Primaria, la sexualidad es “una construcción social” que “se aprende y produce a partir de las instituciones de pertenencia, socialización y referencia”.

Según los autores, ni siquiera se puede asegurar que el sexo sea un ámbito vinculado a las “características y diferencias genéticas, hormonales y anatómicas”. Es significativo pretendan relativizar tales especificaciones ante la constatación de que “han surgido corrientes de pensamiento que también conciben al sexo como una construcción social”. La afirmación omite toda referencia a evidencias en contrario, a las que llegaron las ciencias experimentales, pero no es más que un detalle.

La guía establece que “los roles de género dependen del contexto e incorporan variables en su construcción: edad, clase o etnia”. ¿Biología? ¿Naturaleza? ¿Qué son esas antiguallas hegemonizantes? Lo importante es “desnaturalizar los constructos culturales vinculados a los roles de género y que la escuela se cuestione como agente de reproducción de modelos”. Y hay más.

Según la Guía tenemos tres sexos (¿acaso no es evidente?) pero provisorios y “de-construibles” desde la cultura. Al respecto, los autores preparan el terreno para un correctivo social porque, “en la medida que es construido social y culturalmente”, el género “es plausible de ser re-inventado, de-construido, modificado y redefinido por la propia cultura”. Tendríamos entonces que el género no tiene nada que ver con la biología y, además, como es susceptible de “deconstrucción” y “reinvención”, pues hacia allí vamos. Cómo dicen en España, “tócate las narices”.

Si alguien tiene dudas sobre el verdadero propósito de esta guía y sospecha que no es la sexualidad, una cuantificación temática aportará datos relevantes. La búsqueda temática sobre las cuatro dimensiones reconocibles de la sexualidad humana (Reproductiva, Social, Afectiva y de Placer) arroja el siguiente resultado: los asuntos vinculados al placer (erotismo, goce, beso, etc.) son mencionados unas 40 veces; los referidos a los sentimientos (afecto, amor, vínculo, etc.) unas 50 veces; las cuestiones reproductivas (embarazo, etc.) cerca de 60 veces, y el ámbito sociocultural (discriminación, estereotipo, violencia, diver-sidad, hegemonías, etc.) unas… 200 veces!

Claro que los autores de la guía de Primaria también le dan una oportunidad a la Biología y la Naturaleza. A la primera se la nombra 1 vez por cada 14 de la deconstrucción hegemonicocultural o lo que sea, y la Madre Naturaleza 1 por cada 10 que se habla de la estereotipacionhegemonicoblablablá.

Sería bueno que las autoridades de Primaria consideraran seriamente la posibilidad de “de-construir” este engendro antes de que alguien se agarre un dedo.

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Gerardo Sotelo

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