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Perras mentiras

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Estamos jodidos. A pesar de lo que todos vemos todos los días, nos quieren hacer creer que en inseguridad no estamos tan mal.

Estamos jodidos. A pesar de lo que todos vemos todos los días, nos quieren hacer creer que en inseguridad no estamos tan mal.

Por un lado, están los firuletes estadísticos del ministerio del Interior. Han sido tan graves que incluso llevaron al solícito sociólogo-compañero Paternain a renunciar hace unos años a su cargo en el observatorio ministerial. Pero su difusión sigue tan campante: ahora, intentan convencernos de que se está enfrentando con éxito la inseguridad porque, por ejemplo, se manejan cifras de grandes bajas porcentuales de rapiñas y hurtos. Y que ello responde a los eficientes esfuerzos del mando Bonomi-Vázquez.

En realidad la gran baja porcentual de rapiñas no implica un cambio drástico de la situación de inseguridad. Primero, porque siempre hay un número de delitos difícil de cuantificar porque la gente no los denuncia más ya que no confía en la utilidad de acudir a la policía. Segundo y más importante, porque incluso si fuera a confirmarse la mejora prevista por el gobierno, las rapiñas pasarían de unas 58 en promedio por día a unas 45. Leyó bien: a pesar de las prometidas mejoras, seguirá registrándose una rapiña aproximadamente cada media hora.

Por otro lado están las explicaciones oficiales que son en realidad infames mentiras. Una de las más recordadas quizá sea la del subsecretario Vázquez cuando explicó que hay una cultura del delito que abarca cierto submundo con sus propios códigos, y que si uno se mantiene alejado de ella no tendrá problemas con la inseguridad. La verdad es todo lo contrario. El delito no es algo que esté limitado a un submundo particular, sino que se va extendiendo por toda la sociedad como lo muestran los propios datos oficiales.

En 2015, prácticamente la mitad del total de los 14.237 procesamientos fueron a personas sin antecedentes penales. Así, en solo un año, hubo unas 7.000 personas que se iniciaron en el mundo del delito y fueron sancionadas por la justicia. Casi 5 personas sin antecedentes penales por día, sobre todo jóvenes entre 18 y 26 años, fueron procesadas por hurto o rapiña. Y más grave aún fueron los casos de procesamientos por homicidios: de los 363 en total, 232 fueron a personas sin antecedentes penales y también mayoritariamente jóvenes.

¿Qué submundo aparte es uno al que sabemos que se integran, porque son procesadas por la justicia por hurto, rapiña u homicidio, al menos unas 2.000 personas sin antecedentes penales por año?

Frente a la inapelable realidad de estos datos estadísticos, la propaganda oficial precisa de correveidiles que difundan sus mentiras y acicalen sus medias verdades. Nunca falta el delicado y genuflexo sociólogo-compañero o el amanuense de pose independiente y esclarecida bien dispuestos a colaborar con el gobierno en su siniestra tarea de intentar hacernos creer que, en realidad, no hay tanta inseguridad sino que es solo una impropia sensación subjetiva, o que tras alguna infame declaración del subsecretario Vázquez se entreoye el sonoro ladrido de un hombre de Estado.

Estamos jodidos. Gobierna el ministerio del interior una dupla feroz incapaz siquiera de solidarizarse sinceramente con la policía víctima de la delincuencia. Y además, nos mienten con total descaro.

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Francisco Faig

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