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Vázquez y las palabras

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El presidente Vázquez no se caracteriza por ser un gran orador. Si se repasa su historia política, y se buscan las frases más emblemáticas, esas que quedan para la posteridad, está claro que Vázquez nunca fue un pichón de Winston Churchill.

Por ejemplo, está aquel "festejen, uruguayos, festejen", tras su primera victoria electoral, frase que podría tener cierta gracia en su momento, pero que no es algo que vaya a poner a rascarse la cabeza a ningún filósofo. Algo parecido sucede con su muletilla de terminar sus actos políticos con aquella sentencia del "Che" Guevara que dice "hasta la victoria, siempre".

Esta opción siempre ha sido llamativa, ya que más allá de su condición común de médicos, no parece haber muchos puntos en común entre Guevara y Vázquez, un político poco amante de los cambios bruscos, (por no hablar de revoluciones) y que ni en su historia juvenil tuvo un perfil demasiado aguerrido.

Por otro lado, la verdad es que la frase de Guevara en sí tampoco dice mucho. ¿Qué significa eso? ¿Que habrá victoria siempre? ¿Que se luchará siempre por ser victorioso? Vaya uno a saber. Está visto que tampoco Guevara era un gran armador de frases, y algunas de las que se suelen destacar en pósters y camisetas, como esas que portan los turistas que vuelven rosados de sus tours a la Cuba comunista, como esa que habla de no perder la ternura, son contradictorias y bastante huecas.

Pero no derivemos y volvamos a Váz-quez. Resulta que en el último consejo de ministros abierto en Fray Bentos (evento que cada día se parece más a un acto partidario financiado por los contribuyentes), el mandatario tiró otra frase de esas llamativas. Dijo "si alguien quiere atacar al gobierno, al presidente, que lo haga, pero que no se escude atacando a los niños y a los jóvenes para atacar al gobierno". Y agregó: "a veces la educación pública sufre un ataque que no se condice con la realidad de lo que es. Ustedes han visto la participación de niñas, de niños, de jóvenes, que están realmente mostrando que la educación pública es muy importante. Entonces yo no entiendo bien los ataques que se le hace a la educación pública".

La verdad es que es una declaración bastante incomprensible. Para empezar hay aspectos gramaticales que no cierran, eso de que "no se condice con la realidad de lo que es". Luego esa apelación a que la educación pública es muy importante, una perogrullada que nadie nunca ha discutido en este país. También está el tema del victimismo, con eso de que le peguen a él pero no a los niños, casi de telenovela de las 5. Pero lo más grave es lo conceptual ¿quién le "pega" a la educación pública? ¿Contra quién va ese disparo presidencial?

Porque si hay algo que está claro desde hace años en el debate político de hoy, es que el estado de la educación pública es una preocupación excluyente de todos los actores. Uno podrá estar en desacuerdo con la receta de los gremios, con la formula de la oposición, o con los diagnósticos de los expertos. Pero que el tema esté sistemáticamente arriba de la mesa está mostrando que hay una preocupación genuina por mejorar esa educación pública, que a todas luces no está cumpliendo con los cometidos para los cuales fue creada, o sea, ser el gran factor igualador de oportunidades en la sociedad uruguaya.

Ahora bien, si es verdad que todos están preocupados, no todos tienen la misma responsabilidad. Y ahí es donde queda la duda de si Vázquez entiende cuál es su rol ante este tema. Porque la reforma educativa que impulsó en su primer gobierno, hoy en día es vista como negativa por el 99% de quienes entienden del asunto. Al punto que en la última campaña, él mismo concordaba que era imperioso dar un golpe de timón a la educación pública nacional, "cambiarle el ADN". El tema es que después las cosas se le complicaron y terminó cambiando a quienes debían cambiar ese ADN, y hoy no parece que haya idea clara de a dónde se quiere ir. Es más, las propias autoridades educativas elegidas por Vázquez lo reconocían hace apenas unos meses, en una charla privada a la que accedió El País. "No sabemos qué es lo que quiere el Frente Amplio, porque el propio Frente no sabe qué quiere con la educación", decía entonces el número dos de Secundaria, Javier Landoni

Volviendo al principio, no es justo pedirle a Vázquez que haga grandes discursos, y diga frases para la historia. Pero sí es razonable pedirle claridad y responsabilidad. Y que si tanto le preocupa la educación pública, que haga algo para que mejore. Todavía le queda un buen trecho de mandato, y así como viene la cosa, el que la está atacando, aunque sea por omisión, es él mismo.

EDITORIAL

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