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Vacaciones con sensatez

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Son muchas las notas que salen en los medios recomendando lugares variados para ir este verano, en una temporada que está resultando complicada no solo por estar cerradas las fronteras, sino por restricciones de horarios y aforos y protocolos a aplicarse en tantos lugares.

Sobre las medidas es poco lo que se puede retroceder y más allá de las quejas de los operadores turísticos, es importante que el propio veraneante tome decisiones para que pueda disfrutar de sus vacaciones, o de una breve escapada, sin tomar riesgos innecesarios. Esos lugares ofrecen alternativas viables y relativamente seguras.

Si genuinamente nos interesa cuidarnos, es obvio que ir a los balnearios más densamente poblados en días donde las playas se llenan, no es una opción. Pero hay playas menos publicitadas donde los espacios se respetan por la simple razón que no son tan concurridas. Y no solo hay playas.

Para quienes quieren descansar y huir de la aglomeraciones, quizás haya que salir de lo convencional y buscar lo distinto. Lo de las fiestas y aglomeraciones en la playa no tiene remedio. Los “adolescentes” (como dicen algunas crónicas) que concurren a ellas saben bien lo que hacen.

Lo hacen a propósito y por supuesto de adolescentes no tienen nada. La mayoría son adultos jóvenes, responsables y conscientes de sus actos.

La pandemia es una maldición de suaves avances, con contagio fácil que no necesariamente trae síntomas. Sin embargo, quienes padecen la enfermedad la pasan realmente mal y si bien en Uruguay la cifra de internados en CTI y de muertes no es tan dramática como en otros países, igual es preocupante. Nadie quiere estar en ese lugar.

Si la emergencia fuera de otro tipo (un terremoto, inundaciones, incendios, huracanes, fríos extremos) no habría que esforzarse para entender las conducta de estos jóvenes, por el simple hecho de que no actuarían así. Todos por igual sufrirían los efectos de esa emergencia y todos por igual se arremangarían para sobrevivir y sobreponerse.

No habría lugar para actitudes propias de malcriados.

Tampoco tiene sentido implorar y sostener que no se está informando, que hay problemas de comunicación. Están todos informados y la comunicación es clara e inequívoca. Estos jóvenes adultos saben perfectamente lo que hacen, simplemente no les importa.

Por lo tanto, para quien por estas fechas necesita tomar un descanso después de un año complicado, en que estamos embotados de vivir con una limitada movilidad, la salida debe ser bien pensada y diseñada de acuerdo a los intereses de cada uno.

Para ello hay que tener claro algunas cosas: las vacaciones no se concentran solo en la playa. Hay otras opciones tierra adentro. El país no solo se extiende hacia el este. Hay costas y parajes lindos en el oeste e incluso hacia el norte. Precisamente algunas de estas notas a las que nos referimos informan sobre esas posibilidades, ciertamente bien distintas a lo que los uruguayos estamos acostumbrados. Pero siendo este un año tan excepcional, un cambio de pisada no viene mal.

Tampoco es necesario quemar los días disponibles de licencia en la primera semana y media de enero o concentrarse unicamente en los tres días de carnaval. El verano es largo y para quienes quieren cuidarse, distribuir el tiempo es una solución. Ya hoy hay quienes planifican sus salidas para febrero y marzo, como forma de evitar las actuales multitudes.

Es importante que el propio veraneante tome decisiones para que pueda disfrutar de sus vacaciones, o de una breve escapada, sin tomar riesgos innecesarios.

El cierre de fronteras se decidió hace más de un mes así como las restricciones de horarios y los aforos. Por lo tanto que semanas después sigamos escuchando en los noticieros las quejas de los operadores turísticos como si lo que les ocurre fuera algo nuevo y solo les pasa a ellos, comienza a ser cansador y de “noticia” no tiene nada. Los efectos de la pandemia están afectando a toda la sociedad, a cada uno y a cada sector, según su interés perjudicado. Además, no es un drama único y local: esto pasa en todo el mundo. Son muchos los países que cerraron sus fronteras total o parcialmente.

Lo cierto es que no podemos escapar de los que no se cuidan y hacen multitudinarias fiestas con desprecio al resto de la sociedad, ni podemos escapar de los lamentos y quejas de los demás perjudicados, como si nosotros no lo fuéramos. Pero si nos interesa cuidarnos, podemos sí planificar nuestras vacaciones con cuidado, originalidad, buena información y huir de los lugares donde inevitablemente habrá aglomeraciones.

En definitiva, todo está en manos de nuestra propia sensatez.

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