Publicidad

Un solo Uruguay

Compartir esta noticia

SEGUIR

Introduzca el texto aquí

En una conferencia de cinco ministros encabezada por la titular de Economía, Azucena Arbeleche, las autoridades comunicaron que el Fondo Coronavirus estimado para este 2021 implicará medidas tributarias, exoneraciones, subsidios y otras ayudas que totalizarán una cifra de US$ 900 millones.

No hay dudas de que se trata de un esfuerzo enorme pero, como era de esperar, para el Frente Amplio -acostumbrado a los grandes gastos y despilfarros- esa cifra la consideró insuficiente y el senador Bergara se hizo cargo de la crítica.

Y la verdad, desde la óptica frentista, es que tiene razón. Dejaron el país con un déficit fiscal del 4.9%, el peor resultado de los últimos 35 años, incluido el devastador periodo de la crisis. El Estado frenteamplista uruguayo gastó durante su gobierno mucho más de lo que ingresaba, alevosamente, y ese porcentaje del déficit equivale aproximadamente a 3.000 millones de dólares.

Muy sueltos de cuerpo tuvieron luminosas ideas con el dinero de los contribuyentes: los 800 millones de dólares de Ancap, los 300 millones de dólares de Pluna, los 200 millones de dólares de la Regasificadora, los 100 millones de dólares de la velita al socialismo del Fondes son solo algunos rubros, a lo que se podría sumar que aumentaron el número de funcionarios públicos en la friolera de 70.000.

Pensaron que la bonanza de sus primeros años era obra propia, que había surgido gracias a la magia de Astori y su equipo económico (que integraba este mismo Mario Bergara “insuficiente”), que el alza de los precios internacionales era para siempre e incluso que aumentarían más, y se olvidaron que el mundo se mueve con fenómenos de coyuntura y lo que en realidad queda no es el producto de las rachas favorables sino el fruto del esfuerzo y del trabajo.

El Frente Amplio nunca valoró a los creadores de riqueza, empezando por el sector agropecuario; siempre los vio como simple objeto para sus hambrientas políticas tributarias, sin tomar en cuenta costos, productividad, competitividad. Todo lo que hace a una fortaleza propia, firme y seria del país.

Y bueno, pero les guste o no, llegó la hora de la revancha del sector agropecuario y, como ya ocurrió en la crisis del 2002, en aras del campo el país saldrá adelante. El 85% de las ventas al exterior son de origen agropecuario. Es cierto que el 2020 cerró con una caída de las exportaciones del orden del 12,5% y que los productos que más impactaron fueron la carne bovina, soja y celulosa, los grandes rubros uruguayos del comercio. Pero, el factor principal fue en picada de los precios internacionales y ahora, por más que la pandemia sigue y por momentos se agrava, esos precios están en alza.

Las informaciones hablan de que siguiendo la tendencia que marcaron inicialmente los granos maíz, trigo, avena, girasol, etc, el precio internacional de la leche en polvo está en su mejor valor de los últimos siete años, la celulosa (que estuvo en sus mínimos históricos el año pasado) marca una fuerte remontada, los valores de las carnes se afirman y la lana viene en alza. Y China, el gran mercado, ha vuelto a la cancha.

Y la importancia del agro en la economía nacional es fundamental: según datos de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) significa (solo en la fase agropecuaria) el 8% del empleo total, a eso hay que sumar las agro industrias que representan el 4%, haciendo un total del 12% del empleo sectorial. Pero además el comercio en las localidades del interior, los servicios en esas zonas (educación, salud, etc.) tienen una clara “dependencia” con la actividad rural lo que lleva a que el agro signifique el 30% del empleo en Uruguay.

Pero el campo necesita ayuda y esa ayuda debe llegar en la forma de una fuerte ofensiva para lograr acuerdos comerciales. Los TLC no son un invento imperialista como se consideraba hasta hace dos años en el Uruguay, sino que permitirían un más rápido y efectivo acceso a los mercados mundiales y, de paso, se evitarían el pago de más de 200 millones de dólares que quedan en otros países por la falta de ellos.

Ha vuelto la hora de mirar hacia el campo. Allí está la esperanza de revertir las consecuencias económicas del pasaje del coronavirus. Los motores están encendidos y el sector agropecuario volverá a sacar al país adelante. Para todos los uruguayos. Es su historia y la historia manda.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Editorial

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad