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Como tabla de salvación

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El gobierno del Frente Amplio está jugado a que UPM se decida a construir su nueva mega planta por 4.000 millones de dólares para mejorar los números de la economía. No se conoce ninguna otra idea ni la existencia de algún Plan B.

Una y otra vez, los 800 millones de dólares que dilapidó la Ancap de Sendic y compañía bajo la administración Mujica (a los que hay que agregar otras sumas no muy menores como las que dejaron, por ejemplo, en Pluna o el Fondes) se alzan como un obstáculo gigantesco en el futuro del país. Ya a partir del 1° de enero de 2017 —que está bien cerquita— la ciudadanía empezará a sentir los rigores del nuevo ajuste fiscal aprobado por todo el Frente Amplio, al tiempo que sus huestes hurgan en los recovecos de la economía nacional en busca de algún pesito extra —de la gente— para ir tirando.

La tabla de salvación que vislumbra el equipo económico llegaría recién para las instancias finales de esta segunda presidencia de Tabaré Vázquez. Y si se concreta, será de la mano de una nueva planta de celulosa en el país a cargo de UPM, con una mega inversión de 4.000 millones de dólares. Pero para que eso se materialice, Uruguay deberá asegurar antes importantes obras de infraestructura por 1.000 millones de dólares. Eso quedó claramente establecido en el comunicado que emitió UPM meses atrás cuando se dio la noticia: "Uruguay podría albergar una tercera planta de celulosa de tecnología de vanguardia y con probado desempeño ambiental, si se adecuara la infraestructura logística que permita el desarrollo de emprendimientos de gran escala orientados a la exportación. Si estos desafíos pueden ser resueltos en los próximos años, Uruguay podría ser una alternativa competitiva para atender las oportunidades del mercado de la celulosa de UPM en la década del 2020".

El uso del condicional ("podría") no deja dudas que primero tendremos que hacer las obras de infraestructura que aseguren a la empresa las vías para sacar su producción, lo que parece lógico. E incluso que esas vías "existan" antes y se encuentren en condiciones de facilitar los trabajos de construcción de la planta, que no debe ser nada sencillo.

El gobierno ha ubicado a la nueva planta en el centro del país, a unos 25 kilómetros de Paso de los Toros. La distancia de Montevideo a Paso de los Toros son 257 kilómetros aproximadamente. No hay ríos (el río Negro tiene represas hidroeléctricas instaladas) ni navegación fluvial que ayuden. Si queremos más UPM el gobierno deberá conseguir primero US$ 1.000 millones y luego construir muy buenas carreteras, ferrocarril y puerto, asignaturas —sobre todo las dos primeras— que presentan un panorama incierto. Porque si la obra se concreta, además de la construcción de una planta gigantesca, habrá luego que trasladar por año unas 3.000 millones de toneladas hacia el puerto, y prever los requerimientos permanentes de materia prima oriundos de distintas partes del país hacia la pastera para procesar. A Fray Bentos llegan troncos provenientes de 12 departamentos.

El ferrocarril no existe, lo que queda de AFE son algunos tramos cortos, en estado regular (para abajo) y máquinas cargadas de años. Ni la estación General Artigas se salvó. Durante su presidencia, Mujica habló y habló del ferrocarril, pero no hizo nada. Y el ferrocarril es fundamental ahora para UPM (y parece que también para el Uruguay). Jakko Sarantola, vicepresidente senior de Desarrollo de Negocios de UPM, señaló que "para la salida de celulosa se requiere el ferrocarril. El tren es el método más eficiente, seguro y confiable". Otro desafío del ferrocarril será su constante trajín por un Montevideo que ha crecido mucho en los últimos años y cómo accederá al puerto de manera ágil y segura, sin afectar mayormente el pesado tránsito capitalino.

Durante la administración Mujica no hubo casi gasto en carreteras. Muy poco mantenimiento y cero en obra nueva. Y no es solo en las grandes rutas, sino de manera muy especial en los caminos vecinales que son fundamentales para sacar los troncos de los campos de los productores. Una vez en funcionamiento, la fábrica recibirá por día unos 700 camiones cargados de madera. El costo de cada kilómetro de carretera a nuevo ronda el millón de dólares.

Lo que sí ofrece y en buenas condiciones Uruguay, es un puerto de aguas profundas en Montevideo, aunque para llegar a él no será fácil. La ciudad quedará inundada de camiones o de vagones de carga del ferrocarril, más allá de que habrá que habilitar una amplia zona en sus inmediaciones exclusivamente para la descarga y depósito de la celulosa. Todo un tema para los expertos en urbanismo que esperamos no sean los del Corredor Garzón.

¿Uruguay podrá hacer en un par de años todas estas obras de infraestructura? Lo que sí está claro es que con los 800 millones de dólares de Ancap los problemas no serían tan graves y el futuro del país sería más venturoso. Y menos oneroso para sus ciudadanos.

EDITORIAL

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