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Suiza entre Cumbres y marchas

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El miércoles pasado la atención mundial se centró una vez más en Suiza, esta vez con motivo del encuentro entre Biden y Putin. 

Cabe recordar que otra famosa reunión llevada a cabo en la misma Ginebra fue la primera cumbre del entonces Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan a fines de 1985 con el premier ruso, Mijail Gorbachov.

Momento clave que fue considerado como el albor del deshielo en la Guerra Fría. Después de la consideración de varios otros países tales como Austria, Finlandia y Eslovaquia, como sede de la presente cita, Ginebra fue la elegida. Se trata de una nación que ha sabido mantenerse neutral en medio de las dos guerras mundiales y que se caracteriza por ofrecer buenos servicios.

Suiza es en varios sentidos bastante particular. No es un régimen presidencial pero tampoco parlamentario, sino que se maneja con un ejecutivo colegiado compuesto por todos los partidos. El Presidente rota cada año. Si bien no entró en las grandes guerras, tiene servicio militar obligatorio para los hombres hasta los 44 años y los ciudadanos anualmente cumplen con un período de entrenamiento. Muchos de ellos continúan guardando en sus propias casas el uniforme y las armas; rifles de asalto y pistolas. Los suizos tienen una importante industria de motores marinos a pesar de ser su territorio completamente mediterráneo y son famosos por su chocolatería aunque carecen de plantaciones de cacao en su territorio. Dentro del mismo país conviven varios idiomas, (alemán, francés, italiano y romanche) aunque el dialecto suizo-germano es el mayoritario. Pero tal vez lo más llamativo en una nación que es un modelo democrático, sea que las mujeres hayan sido las últimas en adquirir el derecho al voto, en Europa. Recién lo lograron en 1971 y en el semicantón de Appenzel Roddas se reguló en 1989. Pudieron participar al fin, en la década del 90. La decisión sobre el voto femenino se alcanzó por medio de un referéndum en el cual solo eran hombres quienes votaban.

Pero los tiempos cambian cada vez más vertiginosamente. Así es que el 14 de junio hubo grandes movilizaciones reivindicativas impulsadas por inquietudes del sexo femenino en variedad de ciudades. Las mismas estuvieron motivadas por diversos temas, si bien lo más distintivo en esta ocasión fue salario, tiempo y respeto. Porque a pesar de los años transcurridos, la brecha salarial para trabajos semejantes entre hombres y mujeres se mantiene y es una de las injusticias contra la que reclamaban miles de manifestantes. A la convocatoria concurrieron hombres y mujeres de todas las edades e inclusive de diferentes etnias.

Los suizos no son muy dados a salir a calles y plazas a protestar, a diferencia de otras nacionalidades como los españoles, franceses o argentinos, para traer un ejemplo más cercano. Seguramente incide en ello una aspecto cultural y diferencias institucionales, del momento que los ciudadanos que quieren vetar una ley o promover una reforma constitucional pueden juntar firmas y activar un referéndum. No es tan fácil conseguir el objetivo, pero no es imposible y de ahí las decenas de referéndums que se suscitan cada año. Y muchos más si se contabilizan los cantonales y municipales. Pero tampoco es cosa simple ni segura, y lo que les ha costado a las féminas avanzar, es bien demostrativo.

El pasado 14 de junio se rememoró la gran marcha acontecida en 1991 que marcó un antes y un después en la lucha por la igualdad. Medio millón de personas se juntaron en las calles diez años después de que en la Constitución se introdujera una cláusula de igualdad de salario, que sin embargo no se cumple. (Una falla que no ocurre solo entre los suizos, lamentablemente). Si bien ha habido avances en la presencia femenina en la Asamblea Legislativa, a nivel subnacional las autoridades son mayormente masculinas. La educación es gratuita, pero no hay servicios de cuidados públicos y a la gente les resulta oneroso. Hasta que los niños comienzan la escolarización obligatoria, el sistema (lo cual puede no ser una mala política) incentiva a las madres a quedarse en casa.

En el mismo país conviven varios idiomas; alemán, francés, italiano y romanche. Pero tal vez lo más llamativo en una nación que es un modelo democrático, sea que las mujeres hayan sido las últimas en Europa en adquirir el derecho al voto.

En el ámbito académico hay un notorio retraso en su representatividad. En el área de la ciencia política, de 12 centros analizados, -de acuerdo al estudio citado por Yanina Welp- 7 de ellos tienen un 30% menos de profesoras. En la Universidad de Zurich, aunque las mujeres responden al 58% de los estudiantes y al 54% de los doctorados, solo ocupan el 21% de los cargos profesorales.

Así como Suiza ha vuelto a reafirmar su posicionamiento histórico de neutralidad, las “suizas” han hecho ver y escuchar sus reclamos, nuevamente.

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