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Siembra en el mar

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La noticia podría ser de ciencia ficción, pero refiere a una iniciativa bien real del senador Sánchez del Movimiento de Participación Popular (MPP): se trata del nacimiento próximo de una fundación de pretensión progresista y de nombre Siembra.

Las figuras intelectuales que la inspiran llaman la atención. Como aquello que reza el célebre tango, de la biblia que llora junto al calefón, la fundación busca referirse, a la vez, a Aristóteles, Marcel Proust, Albert Einstein y Henry Engler. Engler, sí, ese que pasará a la historia por haber sido uno de los integrantes del comando tupamaro que hace medio siglo decidió fríamente asesinar en Maldonado a Pascasio Báez porque cometió el pecado de descubrir uno de los escondites rurales de la guerrilla.

El objetivo declarado de Siembra es mirar al futuro y superar la grieta. Empero, de entrada, la fundación se pierde una buena oportunidad de cumplir con su objetivo, ya que destaca a Engler como figura ejemplar y omite señalar su infame pasado guerrillero. Así, se hace difícil superar una grieta o mirar con claridad al futuro, si no se sabe bien quién hizo qué en el pasado más reciente del país. Infelizmente entonces, parecería ser el talante divisionista del MPP, ese que todos los años festeja la infame toma de Pando de 1969, o ése que quiere hacer creer que los tupamaros se alzaron en armas contra una dictadura, el que en verdad anima la iniciativa de Siembra.

Cualquier semejanza con el proyecto Sembrando, puesto en práctica por Lorena Ponce de León, la señora del Presidente Lacalle, es “mera coincidencia”.

En el mismo sentido, las buenas intenciones de la fundación se pierden en una especie de copiar/pegar muy primitivo que rejunta autores que, francamente, nada tienen que ver entre ellos. De Aristóteles, Siembra rescata el buen vivir de la “Ética a Nicómaco”, como si aquel principio del ordenamiento político griego pudiera traducirse, sin más, en el mundo moderno del siglo XXI. Para peor, del gran Marcel Proust, genio de la literatura que puso de relieve los meandros psicológicos del sujeto y cuya predilección estética era por tanto enteramente opuesta a la primacía de la polis de la época del estagirita, Siembra hace hincapié en una frase que bien vale un poster turístico y un corazoncito de amor: “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en descubrir nuevos paisajes sino en mirar con nuevos ojos”.

Quizá por ese enjuague sedoso que todo lo acaricia sin rigor intelectual, Siembra agrega que “estamos ante la hegemonía de un proyecto civilizatorio extenuante” y que los individuos están cada vez más “agotados, fracasados y depresivos”. Infelizmente para Siembra, ese cansancio que narra, de arranque, no augura una cosecha muy provechosa.

¿Quién puede disentir con el mensaje del senador Sánchez de que “se está contra las grietas y a favor de un debate democrático que convoque ideas transformadoras”? Siempre será mejor ser rico y sano que pobre y enfermo, claro está.

Si el proyecto civilizatorio al que refiere es al de Occidente, del cual forma parte Uruguay, nunca ha avanzado tanto en mejoras económicas y sociales para la Humanidad como en las últimas dos décadas: alcanza con que Siembra, antes de inaugurarse formalmente, revise un poco los datos del libro de Rosling, “Factfulness: Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo. Y por qué las cosas están mejor de lo que piensas”, para terminar de convencerse.

Si se trata de la calidad de vida de las personas, quizá en el comité de base o en el MPP se vean muchos “agotados, fracasados y depresivos”, sobre todo luego de los resultados electorales de 2019. Pero la verdad es que nunca antes en el mundo hubo tanta gente viviendo tan bien, durante tanto tiempo y con tan buenas perspectivas futuras, tanto en cifras absolutas -es decir, en miles de millones de personas-, como en datos relativos -es decir, en amplios porcentajes de la población mundial total-.

El diagnóstico de Siembra, entre el copiar/pegar de autores que suenan lindo, y los lugares comunes más apreciados por los estudiantes de ciencias sociales izquierdistas fanáticos del pan de masa madre de los boliches del Cordón Sur montevideano, se pierde en buenas intenciones superficiales. Porque, ¿quién puede disentir con el mensaje del senador Sánchez de que “se está contra las grietas y a favor de un debate democrático que convoque ideas transformadoras”? Siempre será mejor ser rico y sano que pobre y enfermo, claro está.

A pesar de tanta Siembra superficial, no deja de ser importante que la nueva generación del MPP crea que estamos en una coyuntura en la que debe salir a decir que está a favor del debate democrático y contra las grietas. Esa declaración, así no tenga traducción concreta en la actitud política actual del MPP, no deja de ser un reconocimiento hacia los principios liberales y democráticos que caracterizaron desde siempre al Uruguay.

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