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Sendic ante la Justicia

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EDITORIAL

El trabajo de la Comisión Investigadora del Senado reivindica el rol de la oposición, tantas veces criticada por su inacción, como si pudiera hacer algo desde fuera del Poder Ejecutivo y en minoría en el Poder Legislativo.

Finalmente se conoció este lunes el pedido de procesamiento para Raúl Sendic y otros jerarcas de Ancap, por parte del fiscal de crimen organizado Luis Pacheco, por abuso de funciones y peculado.

Es importante precisar, además, que la investigación sigue abierta y hay indicios como para esperar nuevos pedidos de procesamiento. En todo caso, y hechas las precisiones correspondientes, debe señalarse, con la información disponible al día de hoy, que la oposición acertó al presentar en la Justicia los antecedentes que recabó la comisión investigadora de Ancap, integrada por el senador Álvaro Delgado en su calidad de mocionante y por los senadores José Carlos Cardoso (Jorge Saravia), Pedro Bordaberry, Pablo Mieres y los oficialista Marcos Otheguy, Marcos Carámbula, Ruben Martínez Huelmo y Daisy Tourné.

Es buen momento para recordar que la dirigencia frentista y algunos autoproclamados periodistas, en su momento intentaron minimizar la denuncia distrayendo el foco del asunto hacia las gabardinas que usaron los dirigentes opositores el día en que concurrieron al juzgado. Seguramente no se debió a ninguna intencionalidad política, simplemente su sagacidad no alcanzó a comprender que el uso de ropa para lluvia era particularmente adecuado en un día lluvioso, y en medio de ese despiste se perdió el análisis del contenido de la denuncia, que es lo que finalmente importa.

Hoy, aunque les pese a quienes intentaron barrer para debajo de la alfombra todo el affaire Ancap, la realidad salta a la luz y es claro que existen muchos hechos que llevaron al fiscal Pacheco a pedir el procesamiento de Sendic y los demás jerarcas implicados. Y, además, no deja de ser una buena noticia el funcionamiento libre e independiente de un poder del Estado que garantiza la libertad de los ciudadanos y que es base fundamental del sistema republicano y del Estado de Derecho.

También reivindica el rol de la oposición, tantas veces criticada por su inacción, como si pudiera hacer algo desde fuera del Poder Ejecutivo y en minoría en el Poder Legislativo. Finalmente, luego de una investigación profunda y seria y ante la imposibilidad de avanzar por otras vías, derivó el caso a la justicia, que encontró que en buena medida tenía razón en sus imputaciones. Resta, por cierto, el fallo de la jueza de la causa, pero lo que ha ocurrido hasta el momento demuestra que la oposición cumplió cabalmente con su papel de fiscalización y control del gobierno y de los recursos de los ciudadanos.

La significación política del hecho no puede subestimarse. Se está pidiendo el procesamiento por delitos que pueden llevarlo a la cárcel de quien fue electo vicepresidente de la República en las últimas elecciones nacionales, como consecuencia de la gestión más desastrosa en una empresa pública en la historia del país. El escándalo millonario se encamina a culminar como debe en un país que se precie de no ser bananero y donde aún la Justicia puede actuar con independencia.

Aún queda mucho por conocerse y alguna pista ha dado el propio Raúl Sendic, cuando afirma que muchos de los proyectos llevados adelante con pésimos resultados bajo su presidencia fueron decididos en el período correspondiente a Daniel Martínez, entre otros asuntos de interés.

A nivel político resta por conocer también qué actitud tomará el Frente Amplio, que hasta el momento no se ha pronunciado sobre el caso Sendic pese al dictamen condenatorio de su propio tribunal de conducta política.

Sería una pésima señal desde el punto de vista ético que se siguiera escondiendo la cabeza debajo de la tierra, como el avestruz, frente a lo que a todas luces, más allá incluso del fallo final de la Justicia, es un desastre de proporciones dantescas.

A nivel judicial ahora toca esperar la respuesta de los abogados patrocinantes de los implicados y luego la sentencia de la jueza Beatriz Larrieu; a nivel político que todos los protagonistas de esta penosa y costosísima historia se hagan responsables en la medida de su participación en los hechos; y para el sistema político en su conjunto, la hora de cerrar filas en la condena a la corrupción, el despilfarro y peculado en todas sus formas y venga de dónde venga.

Solo de esta forma la quiebra de nuestra principal empresa pública propiciada por Sendic y sus cómplices tendrá al menos un final productivo, mientras seguimos masticando bronca por los problemas sociales que deben seguir esperando por falta de recursos gracias a la irresponsabilidad criminal de quienes le fallaron al pueblo uruguayo.

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