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La saga del gas

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EDITORIAL

Usar el gasoducto existente que nos une y prolongarlo a Brasil, suministrando gas a algunas poblaciones uruguayas que estén en el camino. Es estratégico moverse para que se haga por aquí en el sur, antes que los argentinos decidan llevarlo al norte por Corrientes.

Los 60 mil usuarios de gas por cañería, tanto de Montevideo (mayoría) como del interior, habrán respirado con alivio al enterarse de que seguirán recibiendo el combustible que les permite cocinar, tener agua caliente, calefaccionar su casa, porque se resolvió el problema con MontevideoGas. Alimentado en gran parte por las medidas gremiales que comenzaron hace tiempo y llegaron hasta el control obrero de la planta. Justo cuando el gobierno compañero de Tabaré Vázquez pretendía no caer en la lista negra de la OIT. Algo que obviamente no consiguió, dados los años de incumplimiento a las recomendaciones referidas, por ejemplo, a la ley de negociación colectiva, aparte del mal efecto de las ocupaciones de empresas.

Pero en realidad, los que tienen más para festejar son los sindicalistas que tanto hicieron para correr a Petrobras. Empresa a la cual no le faltaban motivos propios para querer salir del negocio, en vez de actuar con razonabilidad para no contribuir a darle más estímulos para irse. Sin embargo, a los intentos empresarios de mejorar la deficitaria ecuación económica, recortando gastos, reformulando la plantilla, desprendiéndose de los empleados en edad jubilatoria y mandando al seguro de empleo a otros, fueron resistidos a rajatabla. Sabían que contaban con el apoyo tácito de un Ministro de Trabajo como el Sr. Murro, ex dirigente sindical que suele inclinar la balanza hacia sus antiguos colegas, a quien no le disgustaría, seguramente, el fin primordial del gremio. Pasar a depender de Ancap y convertirse en empleados públicos,

Así que para esta gente, misión cumplida. Que Ancap, la empresa estatal y monopólica, tan mal administrada que hace unos años tuvo que ser recapitalizada en cientos de millones de dólares, ahora cargue con otro negocio deficitario, no les preocupa. Y los uruguayos sin darse mucha cuenta, lo tendrán que financiar a través de impuestos y altas tarifas. Eso que agota los bolsillos, encarece la producción y nos hace poco competitivos.

Por el lado de los brasileros, lo lógico hubiera sido que Petrobras esperase el resultado de las elecciones argentinas y uruguayas. Si Macri es reelecto, los frutos de la explotación del enorme yacimiento de Vaca Muerta estarán asegurados y en poco tiempo habrá cada vez más gas para exportar y durante mucho tiempo. Hacia el Pacífico, gas licuado desde la regasificadora chilena y gas natural, al sur de Brasil y Uruguay.

La Argentina ya está en avanzadas negociaciones con Chile para que ese país negocie la readjudicación de los contratos contraídos en la época del kirchnerismo, de importación de gas a largo plazo a otros destinos. Probablemente con ganancias para todos. En ese entonces Chile tuvo que construir a tambor batiente una planta regasificadora para importar gas y licuarlo, cuando la Argentina dejó de cumplir los contratos de suministro de gas natural por gasoducto. Ahora existe la posibilidad de que Argentina no solo vuelva a suministrar a Chile, sino que relativamente pronto pueda exportar gas licuado a países asiáticos. La infraestructura está y el suministro de gas crece velozmente. Argentina dejó de importar combustible (la nula inversión de la era K la transformó en importadora, aun teniendo una vasta riqueza potencial en hidrocarburos) y acaban de licitar la construcción de un nuevo gasoducto hacia el este, potenciando también los actuales. La exportación de gas natural argentino para abastecer el sur de Brasil, está en conversaciones. Sería de orden utilizar el gasoducto existente que nos une y prolongarlo. De paso suministrar gas a algunas poblaciones uruguayas que estén en el camino. Es estratégico moverse para que se construya por aquí en el sur antes que los argentinos decidan llevarlo hacia al norte por Corrientes. El negocio a la vista sería ampliar el consumo en Uruguay y llegar a Porto Alegre.

La verdad es que no debería ser este el momento para que Petrobras abandone Uruguay, pero la gigante petrolera lleva a cuestas el peso de una megacorrupción (Lava Jato) y ha sido la "caja negra" de los sobornos durante el gobierno de Lula y Dilma Rousseff. Perdió billones de dólares y se perjudicó al estado brasilero y a sus accionistas privados, así que llegó el momento de ajustarse el cinturón. En el Uruguay perdió más de 150 millones de dólares sumados a los costos asociados con la pérdida de oportunidad y los constantes sinsabores ampliamente provistos por los sindicatos. Aparte de que no luzca muy creíble lo de posibles interesados, con toda razón la oposición no está conforme con un arreglo cuyas implicancias económicas caerán en el próximo gobierno.

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