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Los riesgos de la noticia incidental

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En julio escribíamos aquí sobre la acertada reflexión de Pablo N. Wasberg de La Nación, acerca de los males que genera lo que él llama la bulinfomanía: una especie de ansiedad y angustia provocadas por no lograr procesar el exceso de información que satura la capacidad de atención, que llega por iniciativa propia o ajena, con contenidos interesantes o no.

A esta reflexión se suma ahora la aparecida en la revista Anfibia de la Universidad de San Martín de Argentina, sobre la forma de consumir información de parte de las nuevas generaciones ("el medio ya no es medio ni mensaje"). Allí se desarrolla el concepto de noticia incidental, que es cuando "la información deja de ser una actividad independiente para pasar a ser parte de la sociabilidad en las redes; la cantidad de momentos de acceso se multiplica, pero el tiempo que se le dedica en cada uno es breve; el consumo noticioso acontece en cualquier lugar y momento donde haya algunos segundos libres; y todo esto sucede de manera más espontánea que rutinaria".

A partir de un estudio de opinión cualitativo realizado a jóvenes entre 18 y 29 años de clase media y media-alta en Argentina, el primer resultado relevante es que generacionalmente los entrevis-tados mantienen una estrecha interacción con tres pantallas omnipresentes en sus vidas: la televisión, la computadora y el celular.

El estudio, que va aquí en el mismo sentido de otra investigación publicada por Morduchiowicz sobre consumo cultural de adolescentes en el vecino país, señala que los "jóvenes no usan los medios sino que viven en ambientes digi-tales donde no hay contextos ni jerarquías sino retazos de historias y opiniones que son escaneadas y, con mucha suerte, leídas".

La lectura de noticias ya no pasa por la clásica aproximación a la edición de un diario en ejemplar de papel en un momento del día, sino que la mayoría de los entrevistados la hace en el marco general de su interacción en las redes sociales. Las noticias más serias pueden entonces convivir con anécdotas menores, videos de animales graciosos, pedidos solidarios de ayuda o fotos de viajes o de lugares extraños. Todo ocurre casi al mismo tiempo, en una vorágine que lleva a caracterizar el acceso a las noticias como incidental. A la urgencia irreflexiva que impone la ansiedad de la bulinfomanía, se suma así un consumo de noticias que pocas veces va más allá de lecturas de titulares llamativos.

Es sabido que todo esto ha venido cambiando la lógica de los medios de comunicación, que efectivamente atraviesan en todas partes del mundo diversas formas de crisis y reestructuras. Pero también se trata de un nuevo hábito que tiene consecuencias en la formación de la ciudadanía de las nuevas generaciones, al menos por dos grandes razones.

Primero, porque hay que recordar que las redes no son neutras, sino que realizan ediciones invisibles y algorítmicas que generan filtros que se aplican a cada persona. Si se juntan todos esos filtros, es decir todos esos algoritmos, se obtiene lo que se ha dado en llamar la burbuja de filtros ("the filter bubble" en inglés).

Se trata del universo propio, perso-nal y único que uno vive en la red. De esta forma el acceso a las noticias de manera incidental termina siendo un instrumento de ratificación de las ideas y las concepciones sociales, políticas, estéticas, etc. que la persona ya trae con- sigo de su socialización previa y exterior a internet.

Lo que termina ocurriendo es que no se accede a noticias que puedan romper con esas certezas previas.

En segundo lugar, como la práctica de la noticia incidental hace que el joven termine buceando siempre dentro de los límites del filtro fijado por el propio internet en función de sus preferencias, gustos y antecedentes de navegación que conforman su universo particular, se corre el riesgo de caer en una especie de encierro informativo. La noticia incidental termina así operando como un factor de diferenciación social importante, porque aquellos jóvenes que tengan un capital cultural y social que les permita chequear por otras vías las noticias incidentales obtenidas en la web estarán mejor provistos que quienes no tengan esas posibilidades.

Es cierto que el mundo se mueve hacia lecturas en formatos digitales. Pero lo que aparenta ser una universalización democratizadora de las noticias a través de las tres pantallas puede esconder prácticas, como la de la bulinfomanía y las noticias incidentales, que en verdad no favorecen en nada el desarrollo de la capacidad crítica ciudadana.

EDITORIAL

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