Publicidad

Ramón Díaz, profeta liberal

Compartir esta noticia

SEGUIR

Introduzca el texto aquí

Este mes se cumplen, más precisamente el 7 de enero, se cumplieron cinco años del fallecimiento del Dr. Ramón Díaz, uno de los pensadores más importantes e influyentes de nuestro país en el último medio siglo largo.

 En su larga y fructífera carrera peleó incansablemente porque nuestro país fuera más abierto, más libre y por lo tanto más próspero. Pocas personas existen en nuestra bicentenaria historia de mayor peso en cambiar el clima de ideas de su tiempo, solo con la fuerza extraordinaria de su pluma, por lo que vale el recuerdo y agradecimiento permanente.

Muchas facetas de la vida de Ramón Díaz merecerían destaque en una semblanza, pero sin dudas la más relevante fue la de un pensador comprometido con sus ideas que trabajó a brazo partido por impulsarlas aún en los contextos más adversos. Por cierto que valdría la pena recordar su plan de desarrollo cuando fue Director de OPP y su gestión modernizadora al frente del Banco Central, destacada con justicia en dos recientes historias de esa institución -que recién están pudiendo ser publicadas porque a Mario Bergara no le gustó el destaque a Díaz-, pero su rol fundamental fue el de un verdadero emprendedor intelectual.

El Uruguay de mediados del siglo XX, más allá de los ditirambos con que suele recordarse esa época, era un país que se esforzaba por retroceder a pasos agigantados. Una economía cerrada que controlaba el comercio exterior y un Estado desbocado y clientelista eran la combinación perfecta para producir estancamiento económico y retroceso en la calidad de vida de los uruguayos. En un ambiente intelectual dominado por la izquierda y la crítica destructiva, de la que el semanario Marcha es el ejemplo más conspicuo, Díaz se abrió paso casi en solitario. Luego de su pasaje por el gobierno se dio cuenta que nuestro país no solo necesitaba una mejor gestión, necesitaba un cambio cultural, especialmente en cuanto a las ideas predominantes y se avocó a esa tarea con alma y vida.

En su larga y fructífera carrera peleó porque Uruguay fuera más abierto, más libre y por tanto más próspero. Es uno de los pensadores más importantes e influyentes en el último medio siglo. Su legado sigue iluminando y comprometiendo a dar la batalla por la libertad.

Así nació Búsqueda como una revista mensual, que muchas veces terminaba siendo bimensual, escrita casi íntegramente por Díaz y por su leal amigo Ramiro Rodríguez Villamil. Si bien el tema preponderante fue la crisis económica y como salir de ella con reformas de fondo, el inconfundible estilo de Ramón Díaz abarcaba todos los ámbitos del quehacer humano; derecho, cultura, educación, temas internacionales, filosofía y todo aquello que lo llevaba a vertebrar su pensamiento liberal sin fisuras se desplegó ante los ojos de los uruguayos con un mensaje nuevo y removedor.

Esos primeros años no fueron sencillos. Díaz fue detenido en múltiples ocasiones, incluyendo dos períodos breves de prisión, uno directamente secuestrado de su casa y otro por un proceso infame propio de esos tiempos de arbitrariedad. Cada uno de estos golpes que pretendían amedrentarlo solo reforzaron su espíritu guerrero, y siguió batallando aún con más bríos.

Con la apertura democrática siguió bregando por la libertad en todos sus ámbitos. El país, finalmente, de forma parsimoniosa, a la uruguaya podría decirse, iba procesando cambios positivos. La economía efectivamente se fue abriendo, algunas de las actividades estatales más absurdas dejaron de hacerse -que no todas- y se quitaron regulaciones absurdas en varios sectores de actividad como la construcción y el agro, que liberados de las amarras que las sujetaban lograron crecer.

Hasta que la vida se lo permitió siguió escribiendo, incluso llegó en 2005 a fundar una nueva revista, El Ciudadano, para volver a la carga de la batalla de las ideas en todos los frentes. En cuanto a sus libros, en 2003 escribiría el más importante, la Historia económica de Uruguay, que sigue siendo con gran ventaja el mejor libro de historia sobre nuestro país. A contrapelo de la bibliografía dominante de signo ya no solo socialista sino lisa y llanamente mercantilista, repitiendo con énfasis digno de menor causa viejos errores desterrados de las ciencias económicas hace más de dos siglos, la lectura de la Historia económica es una obra que ha ayudado a abrir los ojos al verdadero pasado de nuestro país, del que se desprenden los mejores caminos a seguir hacia el futuro.

Ramón Díaz no solo fue el intelectual uruguayo de mayor peso individual en muchas décadas, sino que puso el hombro para empujar en el sentido correcto. Esa tarea, la de un verdadero profeta de viejas verdades olvidadas, a las que le dio fondo y forma propias es la que lo colocan entre los grandes uruguayos de nuestra historia reciente. Su legado sigue iluminando y comprometiéndonos a dar día a día la batalla por la libertad.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Editorial

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad