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El problema municipal

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Si bien esta ingeniería es realizable, se precisa de cierta grandeza de espíritu para privilegiar los objetivos electorales mayores, en vez de mirar al costado con críticas contra tal o cual porque no me convence políticamente tal o cual cosa que haya dicho en el pasado.

En mayo próximo será la última cita electoral del ciclo 2019- 2020: la elección de intendentes, ediles y en los casos que corresponda, alcaldes y juntas. El panorama esta vez es diferente al de anteriores comicios porque luego de quince años el Frente Amplio (FA) ha perdido el poder a nivel nacional.

Hay escenarios distintos en función de diferentes tradiciones partidarias en las regiones del país. Para cualquiera que conozca algo de historia electoral, departamentos como Tacuarembó, Durazno, Flores, Cerro Largo, Lavalleja, San José, Colonia y Soriano, que responden a una vieja tradición de preeminencia partidaria nacionalista, la clave no es tanto qué candidatos se disputan el cargo de intendente entre los distintos partidos, sino qué fuertes corrientes internas del Partido Nacional (PN) apoyan a tal o cual candidato, de forma de llevarlo como favorito en un contexto en el que el triunfo blanco siempre es lo más probable.

En efecto, ni siquiera en los momentos más altos del FA, es decir en 2004- 2005 sobre todo, esos departamentos pasaron a manos de la izquierda. Distinto empero es el caso de departamentos en los que se disputan la primacía blancos y frenteamplistas: Paysandú, Artigas, Maldonado, Rocha y Río Negro, y dos departamentos que en algún momento triunfó la izquierda pero que parecen haber vuelto rápidamente a apoyar con vigor a los blancos, Treinta y Tres y Florida. Otro escenario se plantea en Salto, en donde el Partido Colorado (PC) es localmente muy fuerte, al igual que en Rivera, en donde ha conservado, a pesar de su gran bajón de votación nacional, la intendencia en su poder. Finalmente, Canelones y Montevideo se han transformado en baluartes frenteamplistas muy poderosos.

Así las cosas, hablar de un problema municipal en realidad es hacer referencia a situaciones puntuales en las que podría pensarse que la unidad de acción de los partidos que integran la coalición multicolor permitiría vencer al FA, sobre todo en Canelones y en Montevideo (y quizá, en Rocha).

Con este objetivo es que se había planteado en 2015 la Concertación por Montevideo, que obtuvo rotundos éxitos en los municipios CH y E de la capital que permitieron que los alcaldes de esas zonas fueran integrantes del PN. Hoy, ese proyecto caducó, ya que Concertación no puede presentarse a las elecciones del próximo mayo.

Aquí es cuando surgen distintas opciones para sumar votos. Una de ellas es la de presentar candidatos a intendente en el lema Partido Independiente (PI) o en el lema Partido de la Gente, por ejemplo, cada uno de ellos representando a una corriente partidaria diferente. Quizá sea esa la ingeniería electoral que prime en Canelones y Montevideo. En Rocha, seguramente el lema que reciba a los candidatos de otros partidos sea el PN.

En todos los casos, el problema es que los partidos de la coalición multicolor son cinco, y la cantidad de candidatos a intendente por lema, como máximo, es de tres: forzosamente entonces, habrá al menos dos partidos que no podrán presentar sus propias opciones a intendente en este esquema de coalición departamental.

Es por ese motivo que para poder expandir más la oferta electoral para mayo, se precisa que el lema que opere de anfitrión permita la más amplia presencia de listas de todos los partidos de la coalición multicolor.

Si el lema elegido terminara siendo el PI en Montevideo, por ejemplo, debiera de haber allí sin problemas listas de ediles de Cabildo Abierto, del PN, del PC y del partido de Novick, para procurar entonces sumar la máxima cantidad de adhesiones.

Si bien esta ingeniería es realizable, se precisa de cierta grandeza de espíritu para privilegiar los objetivos electorales mayores, en vez de mirar al costado con críticas contra tal o cual porque no me convence políticamente tal o cual cosa que haya dicho en el pasado. Este escenario de fuerte competencia es además más complicado aún en Montevideo, porque obviamente el FA intentará retener a toda costa la cuota más importante de poder político que le resta, luego de haber perdido el poder nacional y menguado su representación en las elecciones de 2019.

El objetivo debe ser claro: lograr que la máxima cantidad de intendencias del país se tiñan de algunos de los colores de los partidos que forman la coalición multicolor. Los escenarios locales son muy diversos, y solo podrán potenciarse las chances de la coalición si prima el espíritu práctico.

Serán protagonistas sobre todo, en cada caso, los líderes locales. Ojalá todos trabajen para la victoria electoral.

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