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El plan de cuidados y 2019

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Llama la atención cómo los partidos de oposición dejaron que se conformara el Comité Consultivo del Sistema Nacional de Cuidados sin que hubiera representación política partidaria alguna en su integración.

El promedio de edad de la población uruguaya está hoy entre los más altos de Latinoamérica. Hace más de cuarenta años que además podemos definirnos como una sociedad envejecida. Por todo ello es que hay que prestar atención a los planes sociales cuyo objetivo es la población mayor de 60 años que representa casi un quinto del total del país.

Entre las iniciativas que varios organismos internacionales promueven para atender a los adultos mayores más vulnerables están las que refieren a los planes de cuidados. En definitiva, por causa del avance social en la región hay mayor esperanza de vida en toda Latinoamérica. Por tanto se precisa fijar políticas que prioricen gastos sociales que atiendan esta evolución demográfica en el continente. En este contexto, lo que ocurre en Uruguay con el Sistema Nacional de Cuidados no es pues una excepción.

La iniciativa, que es prioridad del presidente, ha intentado sortear todas las dificultades políticas y presupuestales. Vázquez sabe que allí se juega una de sus promesas de campaña electoral más importantes, y sabe también que este tipo de planes son bien vistos internacionalmente: pueden situar al país a la vanguardia regional como fue el caso del plan Ceibal o el combate al tabaquismo.

Es así que no puede sorprender la noticia de la conformación del Comité Consultivo del Sistema Nacional de Cuidados. Este comité estará integrado por la Red Pro Cuidados, la Federación Uruguaya de Asociaciones de Padres de Personas con Discapacidad Intelectual, la Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales Orientadas al Desarrollo, la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Onajpu), el Pit-Cnt, la Universidad de la República y la Universidad Católica. Además trascendió que ya hay más de 4.000 personas que tienen derecho a su asistente personal.

El plan en sí es ambicioso. Está llamado a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren distintos tipos de discapacidades y que son decenas de miles en todo el país. En la mayoría de los casos, además, se trata de adultos mayores. Pero la clave es que también mejorará radicalmente la calidad de vida de quienes hasta ahora, en miles de familias uruguayas y casi siempre con abnegación y discreción, se han ocupado con gran sacrificio de cuidar de esas personas necesitadas.

Si todo transcurre con normalidad, hacia el final de este período de gobierno el Frente Amplio (FA) en el poder habrá extendido una nueva prestación social que beneficiará sobre todo a los adultos mayores más vulnerables y a sus familiares más directos. Y lo habrá hecho en consulta con un comité en el que habrá organizaciones sociales que saldrán legitimadas por su protagonismo en esta iniciativa, como el Pit-Cnt o la Onajpu por ejemplo.

Junto con las decenas de miles de tablets que promueven la inclusión digital de los adultos mayores menos pudientes y que serán repartidas también en estos años, se trata de políticas sociales de consecuencias electorales tan importantes como subestimadas hoy en día por la opinión pública en general y por los partidos de oposición en particular. En efecto, si se analizan los resultados de octubre de 2014 por grupos de edades, se constata que la izquierda recibe más adhesiones entre los más jóvenes que entre los más viejos. Entre los menores de 30 años, votaron al FA el 56,2% del total, y entre los mayores de 59 años, el voto al FA fue menor al 40% del total.

Es así que estas políticas sociales que apuntan sobre todo a los votantes de mayor edad no solamente atienden necesidades de cuidados importantes propias del envejecimiento poblacional del país, sino que además pueden servir para que el oficialismo avance electoralmente allí donde la simpatía hacia el FA es más débil.

Visto desde esta perspectiva, llama la atención cómo los partidos de oposición dejaron que se conformara el Comité Consultivo del Sistema Nacional de Cuidados sin que hubiera representación política partidaria alguna en su integración. Porque el resultado final es que no solamente esos partidos no estarán asociados a la iniciativa política del sistema de cuidados —que ha sido del Frente Amplio y de Vázquez en particular— sino que tampoco tendrán su qué decir ni en la definición de medidas que ese comité establezca, ni en el seguimiento cercano de la implementación concreta del plan de cuidados en estos años.

Estas omisiones políticas seguramente terminarán pasando caras facturas electorales a los partidos de oposición en 2019.

EDITORIAL

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