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Pilar Rahola y Cristina en la Feria del Libro

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EDITORIAL

Cabe preguntarse si en él habla “sinceramente” del aumento del 900% de su patrimonio, (cifra declarada) cuya causa por enriquecimiento ilícito fuera archivada por el inefable juez Oyarbide. O de los negocios de Hotesur, el lujoso hotel siempre vacío, pero reservado por AA.

Con el apasionamiento que la caracteriza, la escritora española Pilar Rahola, figura invitada a la Feria del Libro de Buenos Aires, hizo saber su opinión sobre lo que allí acontecía. “Esta Feria del Libro tiene fama internacional, se encuentra al mismo nivel de importancia que la reconocida Feria de Francfort. Barcelona se honra con la deferencia de haber sido ciudad convidada para la ocasión. Pero me parece aberrante que se utilice para hacer política, a un templo sagrado del conocimiento, de la literatura, de los libros. ¡No se puede venir a hacer campaña electoral! ¡Que no se permita la entrada de tal o cual periodista; tú sí, tú no! Lo de Cristina no es un libro, es pura propaganda y eso se hace en otro lado. Si buscas hacer un acto de masas, lo haces en un estadio, con mucha gente, con muchos buses. A la cultura hay que preservarla. La Feria del Libro es el último recinto que nos queda. ¡Que no nos lo manchen! Al pensamiento libre se le combate con la palabra, con fundamentos, pero que no cierren la entrada a nadie que no sea partidario. ¡Me parece terrible!

El comentario crítico de la intelectual española se comprende perfectamente y es muy compartible para cualquier persona civilizada que haya visto los abusos y el patoterismo de las huestes de CFK. Llegaron (los trajeron) al recinto rodeado de pantallas gigantes para que sus seguidores la pudieran escuchar también desde afuera, con el pretexto de su libro de más que irónico título. El volumen que lleva su firma aunque haya sido una periodista quien le dio forma y lo escribió, se llama “Sinceramente”.

Cabe preguntarse si en él habla “sinceramente” del aumento del 900% de su patrimonio, (cifra declarada) cuya causa por enriquecimiento ilícito fuera archivada por el inefable juez Oyarbide. O de los negocios de Hotesur, el lujoso hotel siempre vacío pero reservado permanentemente por Aerolíneas Argentinas, o de la decena de juicios en los que es indagada por corrupción. Que en parte gracias a sus fueros de senadora logra esquivar, igual que su hijo pero no así su hija, quien oportunamente se enfermó y eligió ir a Cuba para atenderse. Y por otro lado, porque la justicia argentina se halla muy contaminada. A menudo se la ve actuar de acuerdo al sol que más calienta, por más que no todos sean iguales y haya excepciones como la del fiscal Campagnoli. Perseguido metódicamente, él y su equipo, hasta que le desmanteló la fiscalía donde trabajaban seriamente para destapar la podredumbre.

Según la editorial, han hecho muy buen negocio, porque en 20 días se vendieron 300.000 ejemplares. ¿Todos los que compraron ese libro, lo han hecho porque Cristina es su política preferida, su líder, porque la van a votar si se postula (quién duda de que no vaya a hacerlo) y no les importa su reputación de corrupta ni el cúmulo de sospechas y denuncias que pesan sobre ella y su gobierno, heredero del de Néstor? ¿Ninguno de los escándalos que han ido explotando les preocupa?

¿Tampoco la vívida representación de otro rasgo de los gobiernos K, como la arbitrariedad y el atropello de los que dieron cuenta la otra noche sus iracundos militantes, al presionar agresivamente y con una carga de violencia alarmante, a la joven periodista de Clarín María Eugenia Duffard? La cual mostró una firmeza admirable para cumplir con su trabajo, a pesar de la virulencia con que la rodeaban para hacerla callar.

O tal vez, como dijera con sarcasmo Jorge Lanata, tras escuchar a “esta nueva Cristina, buena y moderada, diciendo que no era Dios y que no había escrito la Biblia, resultó muy tranquilizador”.

Por más que el presidente Macri no pudo arreglar el desastroso estado en el que kirchnerismo dejó a la Argentina con la rapidez y con el optimismo con que pensaba hacerlo, muchas cosas cambiaron para mejor, como bien lo sabemos los uruguayos por experiencia propia. Entre ellas las relaciones bilaterales que cambiaron drásticamente en todos sentidos, desde el dragado de los canales hasta el levantamiento de las medidas que afectaban la actividad de los transbordos, en contraste con el bloqueo sufrido durante 3 años en el puente Fray Bentos-Puerto Unzué bajo el gobierno de Kirchner.

El gobierno de Macri logró arreglar el conflicto con los fondos buitres, las estadísticas han vuelto a ser ciertas, se construyó mucho de lo que no se hizo en tiempos kirchneristas, con trágicas consecuencias como los 200 muertos en el accidente de Cromañón, los 52 del tren Sarmiento, o los 180 por la inundaciones en La Plata y Luján, pero otras variantes están muy mal y las elecciones lucen muy complicadas, con una inflación que no cede y un dólar que se dispara.

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