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La oposición y el balotaje

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Todos ellos actúan racionalmente. Buscan agrandar su caudal electoral y saben que hay un fuerte descontento de la opinión pública con el Frente Amplio.

Hace algunos años en esta página Juan Martín Posadas escribió que el sistema del balotaje presidencial llevaba a una organización binaria de la lógica política nacional. Porque independientemente de los partidos y sus posiciones diversas, hay un momento, que es el balotaje, en el que la opción se resume binariamente y eso cristaliza acuerdos y posiciones.

Sin embargo, por primera vez desde el triunfo de Batlle en 1999, se están procesando cambios políticos que dejan entrever la posibilidad de que esa estructuración cambie. Por un lado, el espacio de la oposición ha dado lugar a un nuevo partido liderado por Novick. Por otro lado, el Frente Amplio perdió la mayoría absoluta automática en Diputados y desde el oficialismo se entreabrió así la puerta a la posibilidad de acuerdos con sectores o partidos de oposición.

En estas semanas tanto el senador Mieres del Partido Independiente como el diputado Amado del Partido Colorado, por ejemplo, han mostrado disposición para asegurar la mayoría al partido de gobierno en la futura instancia de la rendición de cuentas en Diputados. Las hipotéticas negociaciones harían hincapié en temas de cambios en las autoridades de la educación para Mieres, y no rehuirían la posibilidad de poner más impuestos al capital en el caso de Amado.

Pero independientemente del éxito que puedan tener estas iniciativas, lo cierto es que de a poco emerge entre actores electoralmente no preponderantes del espacio de oposición la voluntad de romper con la lógica binaria instalada desde hace casi ya dos décadas. Llevar el escenario a una lógica más pluralista implica, en esta perspectiva de análisis y acción política, intentar ganar protagonismo y no quedar desdibujado tras el gran partido opositor al gobierno que es el Partido Nacional.

En este sentido Mieres ha señalado ya que dará consigna de voto en la futura instancia de un probable balotaje en 2019, a diferencia de lo que ocurrió tanto en 2009 como en 2014. Por su lado, la convicción de Amado es que el Partido Colorado debe estar libre de manos para el 2019, sin dar la idea, como hasta ahora, de un alineamiento automático tras el candidato nacionalista que dispute el balotaje. Y Novick, si bien en sus discursos ha dado señales de querer la unidad de la oposición contra el Frente Amplio, en los hechos en Montevideo a través de sus ediles negoció y permitió inversiones que serán beneficiosas para la imagen del intendente (y precandidato presidencial) Martínez.

Todos ellos actúan racionalmente. Buscan agrandar su caudal electoral y saben que hay un fuerte descontento de la opinión pública con el Frente Amplio. Despegarse así del actor más claramente opositor que es el Partido Nacional, con lógica pluralista y protagonismo propio, es una forma de intentar seducir a esos posibles votantes desilusionados.

La incógnita que hoy nadie puede resolver es hasta qué punto esa reivindicación de lógica plural, que persigue objetivos políticos y electorales claros y que se hará cada vez más evidente en estos años, no terminará por romper la lógica binaria del balotaje tal como la conocemos hasta ahora.

Para ser más claros: ¿la reivindicación de independencia, no alineamiento, pluralidad y libertad de acuerdos con el gobierno en estos años, implicará que llegado el momento, entre la primera y la segunda vuelta presidencial en 2019, el Partido de la Gente, el Partido Independiente y una parte del Partido Colorado apoyen al candidato frenteamplista al balotaje?

Podrá decirse que todo esto es muy teórico y muy politológico, y que falta mucho tiempo para saber qué ocurrirá. Sin embargo, lo cierto es que la lógica binaria es propia del sistema del balotaje y ella permanece: al final del día, hay solo dos modelos para elegir. Y la coyuntura política del país es clara y señala que hay un modelo que es frenteamplista y hay otro que ha sido representado en los últimos balotajes por el candidato del Partido Nacional.

En este esquema, puede ocurrir que hoy un apoyo circunstancial al gobierno en Diputados termine siendo un disfraz para una futura adhesión al modelo del Frente Amplio en la instancia clave del balotaje de 2019.

Por eso, si la reivindicación del pluralismo y la diversidad de visiones de esos partidos y sectores, que hoy se definen opositores, están en realidad gestando un apoyo al candidato y al proyecto frenteamplistas en ese balotaje, es algo que desde ya la opinión pública debe saber. Porque está en juego nada más y nada menos que la continuidad del Frente Amplio en el poder.

EDITORIAL

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