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Mujica, Vázquez y el Fondes

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No es casual que el primer tironeo entre Tabaré Vázquez y José Mujica haya ocurrido en torno al Fondo para el Desarrollo (Fondes) y las empresas autogestionadas por los trabajadores.

Ya se sabe que el presidente saliente es firme partidario de la autogestión, un sistema en donde "los hombres pueden llegar a ser patrones de sí mismos" porque "es injusto que siempre deban trabajar para otro". Sobre esas consignas, que evocan las más rancias ideas anarquistas, en 2011 el gobierno de Mujica decretó la creación de ese fondo con recursos procedentes de las utilidades del Banco República.

El balance de esas experiencias genera dudas que justifican la preocupación demostrada por Vázquez en su primer encuentro con Mujica tras la votación del 30 de noviembre. Hay actualmente más de una docena de proyectos en marcha, la mayoría de los cuales corresponden a empresas que en su momento cerraron o estuvieron en problemas. Entre ellas, los casos más notorios son los de Funsa, Metzen y Sena, Cristalerías del Uruguay, Paylana y Pluna. En casi todos existe fundada inquietud sobre su viabilidad, o dicho de otro modo, una generalizada ansiedad por saber si los aproximadamente 30 millones de dólares invertidos en ellas terminarán constituyendo pérdidas que pagaremos los contribuyentes.

Más allá de los sueños de Mujica sobre "la capacidad de gestionar colectivamente de los trabajadores uruguayos" hay una realidad que no es toda color de rosa. En tal sentido la Cámara de Comercio alertó en su momento sobre la complicada situación del Fondes al que definió con "una palanca que sostiene proyectos que todo el mundo sabe que están destinados a fundirse". Según esa institución, el capital invertido "termina siendo un dinero tirado al vacío ya que lo único que se logra en muchos casos es dilatar el cierre definitivo de la empresa". Una opinión lapidaria.

Con esos antecedentes, la discusión entre el presidente entrante y el saliente se centró en el proyecto que estaba a estudio del Parlamento para conferirle fuerza de ley a ese fondo creado por decreto y a la vez modificar algunas de sus características.

La intención de Mujica era sancionar esa ley dentro del tropel de proyectos a aprobar sobre fin de año, pero su diálogo con Vázquez determinó que se optara por postergar la discusión del tema para la próxima legislatura.

Según fuentes periodísticas, para el presidente electo los emprendimientos autogestionados, en su mayor parte cooperativas, deben tener un control adecuado. Cree además que según el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo se comprometían excesivos recursos. Además, todo indica que el nuevo gobierno incluiría el Fondes en el Sistema Nacional de Competitividad, lo que permitirá realizar estudios más refinados sobre las posibilidades de éxito de estas empresas y coordinar mejor esos proyectos con los planes de gobierno. Asimismo, dicho fondo se dedicará también a cooperar con empresas pequeñas y medianas que merezcan auxilio, es decir, que no solo se ocupará de las autogestionadas.

La orientación que Vázquez propone es atinada. El país no puede seguir derramando dinero en emprendimientos cuya finalidad principal es dar empleo a trabajadores cesantes o fomentar industrias cuya obsolescencia o falta de mercados complican su rentabilidad.

La retórica de la autogestión puede sonar muy bella en los oídos de los trabajadores, pero lo importante es saber si estas cooperativas tan publicitadas desde la izquierda trabajan de manera efectiva en áreas dinámicas y competitivas que les aseguren un futuro promisorio. De no ser así lo único que conseguirá el Fondes es retrasar la muerte de las mismas con la consiguiente frustración de los trabajadores implicados y el aumento de pérdidas que deberá soportar la sociedad en su conjunto.

Según la Cámara de Comercio, tras el impulso del actual gobierno a este fondo subyace el propósito de alentar un plan de largo plazo "hacia una sociedad autogestionaria", una utopía que el presidente saliente no ha cesado de esbozar en los últimos tiempos. En octubre pasado al presentar un libro titulado "Autogestión" en la cooperativa Molino Santa Rosa, Mujica afirmó que lo mejor es que los propios trabajadores lleguen a ser patronos de sí mismos, lo que calificó como un formidable cambio cultural.

En definitiva, todo indica que el Fondes fue concebido como un instrumento destinado a la experimentación social sin reparar demasiado en su rentabilidad, todo lo cual explica la reacción de Vázquez y su equipo económico en el sentido de contener y encauzar tanta pasión por la autogestión.

EDITORIAL

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