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“Pero mire que no es para tanto”

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El título resume el talante con el que el Frente Amplio (FA) enfrenta las noticias de avances y cambios de la nueva administración. Hay dos ejemplos contundentes.

El primer caso es el del tratado de libre comercio (TLC) con China. El presidente Lacalle Pou anunció en una reunión con todos los partidos políticos con representación parlamentaria esa gran noticia de política exterior, que es sin duda el avance más importante de las últimas décadas. Pero al cabo de unos días, surgió el “pero mire que no es para tanto” de parte de ex ministros de la segunda administración Vázquez.

Según Astori o Nin resulta que las negociaciones con China estaban ya muy avanzadas, y que ese progreso sustancial había sido emprendido desde hace años por sus gestiones en el gobierno. Cuando se plantea la pregunta obvia, que es porqué entonces no se había concretado ya el TLC con China bajo la presidencia de Vázquez, la respuesta es tan sencilla como ridícula: el FA dice que dejó de haber interés en la contraparte asiática. Así que, de golpe, luego de tanto progreso convencido de parte del FA, la cosa quedó en nada y la dejaron quieta.

La verdad es bien diferente. Primero, porque cualquiera que conozca un poco la política exterior china sabe que su desarrollo comercial bilateral forma parte de su estrategia de mayor influencia en el mundo entero. ¿Cómo sería que, de golpe, Pekín dejara de tener interés en un TLC, supongamos que hacia 2018, para volver a demostrarlo hacia 2020? El argumento es tan tonto que no merece mucho análisis.

Segundo, porque la resistencia al TLC con China está dentro del propio campo de la izquierda, como ha quedado bien claro por algunas reacciones sindicales de estas semanas y por declaraciones de sectores más radicales dentro del FA. Los mismos que dicen que este adelanto de la administración Lacalle Pou no es para tanto, son los que plantean que un TLC podrá concretarse recién dentro de muchos años, como si no hubiese experiencia previa -el caso de Chile, por ejemplo - en la que la voluntad política y la eficiencia diplomática profesional obtuvieron resultados precisos y exitosos en pocos meses.

El segundo caso refiere a los datos sobre inseguridad pública. El “pero mire que no es para tanto” es repetido por el ex ministro Bonomi y por todos los periodistas y analistas afines a la izquierda que no terminan de poder asumir que el cambio de gobierno de 2020 significó una mejora radical de la seguridad en el país. Entonces, el “no es para tanto” dice que “en todo el mundo” las rapiñas y los hurtos bajaron 30%, como si hubiera una entidad comparativa posible que fuese “el mundo”; como si todas las políticas para enfrentar la pandemia hubiesen sido las mismas - y vaya si la uruguaya fue distinta a todas las demás -; y como si las bajas en las cifras de delitos en el país solo se hubiesen verificado en el tiempo de mayor parálisis económica de 2020.

La verdad es bien diferente. Las cifras de mejoras en hurtos y rapiñas, pero también en los casos de abigeatos y de asesinatos, han venido mejorando de manera constante desde marzo de 2020. Algunos con mayor ritmo, otros con menor incidencia, pero no hay un solo trimestre en el que no se verifiquen bajas de los principales delitos. Y eso ha ocurrido con quédate en casa o con movilidad de tiempo normal; o en períodos en los que había 3000 casos por día de contagiados por coronavirus o en días en los que los casos han sido menos de 100.

¿Qué hay detrás de este ninguneo izquierdista de los evidentes éxitos de políticas llevadas adelante por este gobierno? Primero, la necia incapacidad de reconocer la realidad tal cual es: que efectivamente se concretará un TLC con China en este período, algo que no logró el FA en 15 años de gobierno; y que efectivamente se podía mejorar radicalmente la situación de inseguridad, algo que en particular prometió el FA en 2014 y que no sólo no logró, sino que empeoró sustantivamente.

En segundo lugar, hay una especie de resentimiento generacional izquierdista que no termina de asumir que perdió las elecciones y que sus políticas fueron un fracaso. No solamente ganó la Coalición Republicana, sino que hay una nueva generación gobernando que lo está haciendo mejor esa vieja generación izquierdista, esa que dice hoy que la mejora “no es para tanto” pero que dejó el país en la ruina de la inseguridad y sin ningún TLC con potencia relevante alguna en el mundo.

El cambio de 2020 sí que es para tanto. Falta que la izquierda lo acepte y no continúe con papelonescas interpelaciones como última al Ministro del Interior.

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