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Mirada inicial sobre el acuerdo

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EDITORIAL

Un acuerdo con una potencia como la Unión Europea le da estabilidad e invariabilidad a todo el sistema de reglas, buenas o no tanto, que es precisamente lo que el inversor necesita siempre.

Una primera consideración sobre el acuerdo conla Unión Europea refiere al impulso político bajo el cual ha sido firmado. Como se sabe Europa tiene algunas urgencias de negociación antes de consolidarse el Brexit, y padece el protagonismo que en diversas áreas le vienen disputando con cierto éxito tanto Estados Unidos como China. Pero lo que interesa mirar es el impulso político que desde el Mercosur ha hecho posible esta firma cuyos contenido esenciales llevará un tiempo conocer.

Qué cambió en el barrio. Desde el punto de vista del interés por la apertura comercial el cambio no es tan notorio. Es verdad que el Brasil de Bolsonaro es algo menos proteccionista que el de Lula, y el de Macri menos que el de Cristina, que proponía la “reindustrialización” de la Argentina a base de encierro, aranceles, retenciones, etc. Pero ninguno de los dos países vecinos está proponiendo el libre comercio liso y llano, nada de eso. Y por lo que refiere a Uruguay, es tan proteccionista como en los últimos 15 años, en los que rechazó el TLC con Estados Unidos y no lideró ningún otro acuerdo, ni siquiera éste del que se ve tironeado.

El cambio más grande es por el momento netamente político. Hasta Macri y Bolsonaro y simplificando las cosas, hacer acuerdos con EE.UU. o la Unión Europea era de derecha, y hacerlo con Venezuela, Cuba, o Bolivia, no. Eso cambió para Argentina y Brasil, pero no para el Uruguay actual. Por este motivo en los países vecinos se levanta la izquierda contra el acuerdo, siendo una incógnita cómo manejará nuestro gobierno los disensos que van a venir en especial de su propio partido, no de la oposición. Nuestro gobierno ha tenido problemas par entender que los países deben tener amigos comerciales, sin necesidad de afinidades políticas. En lo comercial y de modo inmediato, ya sea por rebajas arancelarias -cueros, citrus, arroz- como por aumento de cuotas y -mejor- por rebajas arancelarias en las cuotas vigentes - carne- es probable que nuestros exportadores tengan algunos beneficios a corto plazo.

No obstante hay que mirar en dos nuevas circunstancias muy favorables de mediano plazo, que suponen importantes cambios dentro del Uruguay. Una primera es que desaparecen para ingresar a Europa los saltos arancelarios según valor agregado, lo que quizás represente una oportunidad de agregar valor a nuestras materias primas si hacemos las cosas bien. Y la otra que también depende de nosotros valorar, es el ingreso que seguramente ocurrirá de productos industriales que desafiarán nuestro valor agregado -salarios, intereses, renta, impuestos indirectos- que así como está deberá ajustarse para aprovechar el desafío en favor de nuestros consumidores. En definitiva estos dos aspectos constituirán un éxito si el gobierno que venga prepara el país para este acuerdo y otros que seguramente vendrán con el modelo de éste, porque parece claro que esta salto en madurez del Mercosur debido al liderazgo de Macri según se refiere, es razonable pensar que se extienda a otros espacios comerciales. Y preparar el país para la competencia con nuestro valor agregado industrial, o para aprovechar la ausencia de saltos arancelarios allí, implicará una ayuda grande para hacer los cambios que de cualquier forma habrá que acometer. Aceptar cuanto antes que habrá perdedores en este acuerdo, lo antes que esto ocurra en lugar de protestar, habilitará los atenuantes necesarios.

Dicho lo anterior, el tiempo de transición para las diversas sensibilidades es largo, lo que no debe desalentar a nadie en tanto en la vida de un país no representa nada. Y por otra parte está el beneficio intangible probablemente más importante que le deberemos a Macri y Bolsonaro. Nos referimos a que un acuerdo con una potencia le da estabilidad e invariabilidad a todo el sistema de reglas, buenas o no tanto, que es precisamente lo que el inversor de dentro o de fuera necesita siempre. Es el efecto que a nivel internacional tiene salir en una foto con compañeros serios. Si el mundo deja de vernos siempre en la foto con Cristina, Maduro, Ortega y otros impresentables, y empieza a volver a vernos, aunque sea al costado de la foto con otros, se genera el intangible importante a que nos referíamos antes.

Invariabilidad y previsibilidad del sistema de reglas; posible extensión del acuerdo a más países; desafío para cambiar nuestras condiciones de competitividad; algunas ventajas de acceso ya; atractivo para radicación de inversiones no solo en bienes sino también en servicios... y salir en una foto correcta. Solo falta saber qué pasará dentro del mismo gobierno que lo firmó presionado por Macri y Bolsonaro según se ha informado.

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