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La mediocridad de Miranda

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Desde que asumió el nuevo gobierno de Lacalle Pou el 1° de marzo del año pasado y con total desprecio a la crisis sanitaria que se instaló pocos días después, Javier Miranda, presidente del Frente Amplio, se especializó en intervenciones públicas a nivel de cochambre cada vez que vio un micrófono cerca de su cara.

Una cara que mostraba siempre enojo, contrariedad, malhumor, ira, rabia o cólera, como nene chico al que le quitaron el chupetín, aunque hace bastante tiempo que dejó de serlo.

Cuando Miranda abre la boca es para agraviar. Algo típico de los mediocres. Y lejos de hacerle favor a un Frente Amplio que ha perdido el protagonismo de sus líderes naturales, ahonda cada vez más la imagen de partido caótico que no ha sabido asumir la derrota y ni siquiera se ha dado cuenta que hay en el país una pandemia letal que ya lleva más de un año matando gente y necesita el apoyo de todos los uruguayos para enfrentarla y salir adelante. Algo típico de la maldad de los mediocres.

La memoria, que puede ser muy frágil, nos lleva a recordar tres episodios. Y ¡ojo!, no estamos en desacuerdo porque piense distinto, sino porque cada vez que habla salen denuestos que buscan solo la descalificación de aquel que fue elegido Presidente de la República mediante el voto mayoritario de todos los ciudadanos. Y cuando descalifica, incluye a todos ellos y a quienes piensan que en una república democrática las diferencias pueden y deben existir, pero no por eso utilizar palabras que se manejan para herir o desprestigiar.

Y ahí llegamos al colmo: el mediocre vanidoso que es el peor tipo de mediocres, porque siendo escaso de mente se considera sagaz. Javier Miranda es como el venezolano Nicolás Maduro… La misma ideología y las mismas luces y los mismos modales. ¡Qué yunta!

-El primer episodio fue cuando el Partido Nacional, el Partido del Presidente, votó en contra del desafuero del senador Guido Manini Ríos ante el pedido de un juez por el caso Gavazzo. El argumento de los blancos fue el mismo de la Constitución de la República. Los fueros pertenecen al Poder Legislativo y no a las personas. Simple y claro. Pero, para Miranda fue un acto “mercenario”: el Partido Nacional “necesita los votos de Cabildo para (aprobar) el Presupuesto. Esto es una actitud de mercenario”.

-“El gobierno es conducido por un sector de un partido político que, convencido en su vanidad, no escucha ni contempla las propuestas de la oposición, ni de sus socios de coalición. Esto define la soberbia de un gobierno” fueron las declaraciones de Javier Miranda. “Vanidad” y “soberbia”, pavada de tándem. Pero los hechos dicen que no ha sido así. Cuando irrumpió el Covid, el gobierno apostó a la responsabilidad de los ciudadanos y con su apoyo a la política de cuarentena voluntaria, del “quedate en casa” y cuidar el distanciamiento.

El FA de inmediato se puso en la vereda de enfrente y reclamó la cuarentena obligatoria. Con todo lo que ella significa sobre la libertad de las personas y, si es obligatoria, con detenciones y sanciones incluidas. El Pit-Cnt, por su parte, contribuyó con una caceroleada contra el gobierno porque sus medidas “eran insuficientes” en sintonía con sus camaradas.

-La última (por ahora). Pocos días atrás, la ministra de Economía Azucena Arbeleche informó que el monto total asignado para hacer frente a la pandemia, a través del Fondo Coronavirus, era inicialmente de 540 millones de dólares, pero que, con el agregado de medidas tributarias, exoneraciones y subsidios, esa cifra aumentó a 900 millones de dólares para este año. Pero Miranda no se pudo contener y, en su mediocridad consideró, con su habitual “caripela” de enojado, que “el gobierno está llevando adelante una política barata para hacer frente a la situación de pandemia en materia sanitaria, social y económica”.

El mediocre vanidoso es el peor tipo de mediocres, porque siendo escaso de mente se considera sagaz. Y ahí, la figura de Miranda camina junto a la de Nicolás Maduro: la misma ideología y la misma mediocridad.

La respuesta fue del diputado Martín Lema: “Siempre se puede caer más bajo”.

Pero, obviamente que Javier Miranda no es todo el FA. Hay otros dirigentes y más pesados si se quiere porque tienen el respaldo del voto ciudadano. Como son por ejemplo los intendentes de Montevideo (Carolina Cosse), Canelones (Yamandú Orsi) y Salto (Andrés Lima).

Los tres se reunieron con el presidente Lacalle Pou y los tres salieron satisfechos de ese diálogo. Plantearon ideas y escucharon propuestas y por lo menos ya, hay consenso con los “jornales solidarios”. Pero lo realmente positivo fue el clima educado que rodeó la reunión, más allá de las discrepancias y coincidencias. Los inteligentes no agravian, argumentan.

Bien podría aprender algo de ellos Miranda. Pero su mediocridad no se lo permite. Es y será un pichón de Maduro.

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